domingo, 21 de junio de 2009

LOS ARABES


Árabe, habitante originario y actual de la península Arábiga, que, en ocasiones, se aplica a pueblos muy relacionados con ellos en cuanto a ascendencia, idioma, religión y cultura. En la actualidad hay más de 200 millones de árabes, que viven principalmente en 21 países y constituyen la inmensa mayoría de la población de Arabia Saudí, Siria, Yemen, Jordania, Líbano, Irak, Egipto y los países norteafricanos. El idioma árabe representa el símbolo principal de su unidad cultural, aunque el islam proporciona otro de los vínculos comunes para la mayoría de ellos. El idioma y la religión están intrínsecamente unidos en el Corán, el libro sagrado del islam.
Arabia fue la cuna de una civilización floreciente mucho antes de la era cristiana; pero fue a la muerte del profeta Mahoma en el 632 d.C., cuando la influencia árabe se extendió por todo el Oriente Próximo, Europa, en concreto Sicilia y España, la zona africana al sur del Sahara, el subcontinente de la India, Madagascar y el archipiélago malayo. La contribución cultural y científica de los árabes a la civilización occidental durante la edad media fue muy notable, sobre todo en los campos de la astronomía, las matemáticas, la medicina y la filosofía.
Religión: La religión islámica, que nació en la región occidental de la península Arábiga durante el siglo VII, es la predominante en la mayoría de los países árabes, donde pueden encontrarse ejemplos de las dos grandes ramas del islam, la suni y las diferentes sectas chiitas. La religión determina casi todas las facetas de la vida, desde la organización política hasta el arte, y es una de las más extendidas del mundo. El nacionalismo, que emergió a finales del siglo pasado, constituye una fuerza notable en casi todos los países. Los movimientos o fisuras nacionalistas utilizan a veces la tradición religiosa islámica como arma ideológica para justificar el poder de la clase gobernante.
Árabes y nómades: Hasta mediados del siglo XIX, las grandes zonas semidesérticas del norte de África y de la península Arábiga eran explotadas por los pueblos nómadas. Los beduinos, dedicados a la cría del camello, tenían fama de guerreros y controlaban las rutas de las caravanas. Otros pueblos pastores se especializaron en la cría de ovejas y cabras. En el Sudán, Somalia y Djibuti actuales, el pastoreo de subsistencia constituye el único medio de supervivencia para muchos grupos.