domingo, 21 de junio de 2009

ISLAM


Islam, religión monoteísta surgida en el siglo VII en la península Arábiga a partir de las enseñanzas de Mahoma, llamado el Profeta. En su acepción literal, la palabra árabe islam significa 'entregarse', pero el Corán establece su sentido religioso, ‘sumisión’ a la voluntad o a la ley de Dios. La persona que profesa y practica el islam es un musulmán (en árabe muslim, 'el que se somete a Dios'). Según el Corán, el islam es la religión universal y primordial. Incluso la propia naturaleza es musulmana ya que obedece las leyes que Dios ha establecido en ella. Para los seres humanos, que tienen libre albedrío, la práctica del islam no implica obediencia sino la libre aceptación de los mandatos divinos.
El musulmán es un seguidor de la revelación divina (recogida en el Corán) formulada por el profeta Mahoma, lo que le convierte en miembro de la comunidad islámica (umma). Para algunos autores basta dar testimonio y pronunciar la shahada (profesión de fe) que se expresa al afirmar “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”. La fórmula es exclusiva. Ya que el propio Corán cita a los seguidores de Mahoma como “musulmanes” (Él os ha llamado musulmanes, Corán 22,78), estos se sienten ofendidos cuando son denominados “mahometanos”, en tanto que este término implicaría un culto personal que el islam prohíbe.
La población musulmana mundial se estima próxima a los mil millones de personas. El islam ha florecido en muy diversas regiones geográficas, culturales y étnicas. Los principales grupos étnicos que componen la comunidad musulmana engloban a los árabes (la mayor parte del norte de África y Oriente Próximo), pueblos turcos y otomanos (Turquía, regiones de la antigua Unión Soviética y Asia Central), iraníes, afganos, indo-musulmanes (Pakistán, India y Bangladesh), comunidades del Sureste asiático (Malaysia, Indonesia y Filipinas) y un pequeño porcentaje de chinos. En Europa, el islam es la segunda religión más profesada después del cristianismo.


El Corán
Los musulmanes consideran el Corán como la palabra eterna e “increada” de Dios revelada a Mahoma por medio de Gabriel, el arcángel de la revelación. Creen que su autor es el mismo Dios, y no el Profeta, por lo que el Corán es inimitable e infalible. La palabra procede del árabe al-qur'ān, 'la lectura' o 'la recitación'. Recoge las diferentes revelaciones de Alá a Mahoma durante los casi 20 años de su vida profética (612-632). Está dividido en 114 suras (capítulos) divididas en poco más de 6.200 aleyas (versículos). La sura más breve contiene sólo 3 versículos y la más amplia 286 versículos largos. Las 114 suras aparecen ordenadas en orden decreciente, con alguna ligera oscilación. Tantos investigadores islámicos como no islámicos coinciden en la integridad que sustancialmente ha mantenido el texto del Corán a lo largo de la historia.
La sunna y el Hadit
La segunda fuente esencial del islam, la Sunna o ejemplo del Profeta, es conocida a través del Hadit, la recopilación de tradiciones basadas en los hechos y dichos del Profeta. A diferencia del Corán, que fue memorizado por muchos seguidores de Mahoma y que fue compilado en forma escrita muy pronto, la transmisión del Hadit fue en gran parte oral y las actuales colecciones autorizadas datan del siglo IX.
A diferencia del Corán, el Hadit no es considerado infalible. En el periodo islámico primitivo la infalibilidad del Profeta (aparte de las revelaciones del Corán) constituyó un punto de controversia. Pero más tarde el consenso de la comunidad islámica fue que tanto él como los profetas anteriores fueron infalibles. Debido a que el Hadit fue transmitido de forma oral, se admitió que la intervención humana pudo introducir errores durante dicho proceso, por lo que es una fuente secundaria respecto al Corán. Según algunas investigaciones no musulmanas, una gran parte del Hadit no procede en sí del ejemplo del Profeta, sino que recoge las opiniones de las primeras generaciones de musulmanes, opiniones que fueron después atribuidas a Mahoma. En determinados casos se habrían conservado sus declaraciones genuinas, aunque después se añadieran opiniones teológicas o legales expuestas por musulmanes.
Dios
El monoteísmo es una cuestión central para el islam, que admite la existencia de un solo Dios (llamado Alá), único y omnipotente Dios creó el hombre y la naturaleza a través de un primordial acto de misericordia, de lo contrario existiría la nada. Además, dotó a cada elemento de su creación de su propia naturaleza y de leyes que gobiernan su conducta. El resultado es un conjunto armónico y ordenado, un cosmos en el que cada cosa tiene su propio lugar y sus limitaciones, por lo que en la naturaleza no aparecen desequilibrios, trastornos o rupturas. Dios preside y gobierna el Universo, que con su ordenado funcionamiento es el signo y la prueba principal de la existencia de Dios y de su unidad. En el pasado pudo haber alteraciones del orden natural, en forma de milagros, pero aunque el Corán acepta los milagros de los profetas anteriores (Noé, Abraham, Moisés, Jesucristo y otros), los declara caducos; el milagro de Mahoma es el Corán, prodigio que ningún humano puede realizar o repetir.
Según el islam, Dios cumple cuatro funciones fundamentales respecto al Universo y a la humanidad en particular: creación, sustento, dirección y juicio.
Ética
El Corán declara que “reformar la Tierra” es el ideal que debe guiar todo esfuerzo humano. La crítica básica que se hace de la humanidad en el Corán es que es demasiado orgullosa y demasiado insignificante, de miras estrechas y egoísta: “El hombre es por naturaleza timorato”, dice el Corán. “Cuando le acontece una desgracia sufre pánico, pero cuando experimenta sucesos afortunados no los comparte con los demás”. Este egoísmo motiva que los individuos estén tan sumergidos en la naturaleza terrenal que pierdan la visión de su Creador y que sólo cuando la naturaleza les falla, ellos, en su total frustración, vuelven a Dios. A consecuencia de su imperfección, las personas temen que la caridad y el sacrificio por los demás redunden en su propio empobrecimiento. Esto es, sin embargo, obra de Satán, ya que Dios promete prosperidad a cambio de practicar la generosidad con los pobres. El Corán insiste, por lo tanto, en que los individuos trasciendan sus defectos y se superen.
Profetas
Dios ha enviado profetas a la Tierra a causa de la debilidad moral de la humanidad, para enseñar tanto a los individuos como a los estados el correcto comportamiento moral y espiritual. Tras la creación y los medios de subsistencia, la misericordia de Dios se manifiesta en estos actos de orientación. Aunque el bien y el mal estén impresos en el corazón humano, la incapacidad o el rechazo de muchas personas a descifrar ese registro hace necesaria la dirección profética.
El Juicio Final
Las acciones divinas de creación y dirección concluyen con el acto del Juicio Final. En este día en que la humanidad será reunida y todos los individuos serán juzgados tan sólo por sus hechos. Los “elegidos” irán al Jardín (el paraíso) y los “perdedores” irán al infierno, aunque Dios es misericordioso y perdonará a los que sean merecedores de ello. Además del Juicio Final, que afecta a los individuos, el Corán reconoce otra clase de juicio divino, que afecta a la historia de naciones, pueblos y comunidades. Las naciones, como los individuos, pueden estar corrompidas por la riqueza, el poder y el orgullo, y si no se reforman serán castigadas con la destrucción o sojuzgadas por pueblos más virtuosos. (Corán 39,67-75 y 22, 1-24.).
Oración


Día sagrado
Creyentes musulmanes se inclinan rezando hacia La Meca en una mezquita iraní al mediodía de un viernes, día sagrado del islam.
La segunda obligación es la salat, que consiste en realizar cinco oraciones diarias. La primera oración tiene lugar antes de la salida del sol; la segunda, al mediodía; la tercera, entre las tres y las cinco de la tarde; la cuarta después de la puesta del sol y la quinta antes de acostarse y antes de la medianoche. Durante la oración, los musulmanes miran en dirección a la Kaaba, una pequeña estructura de forma cúbica situada en el haram o 'lugar inviolado' de la Gran Mezquita de La Meca. Para orar hay que permanecer al comienzo de pie, acto seguido hacer una genuflexión a la que suceden dos postraciones, y, por último, ha de tomarse asiento. En cada una de estas posiciones se recitan determinadas oraciones y fragmentos del Corán.
Como paso previo al inicio de la oración, el devoto tiene que hacer las abluciones pertinentes. Antes de cada oración comunitaria, el almuédano (del árabe al-mu'addin, 'el que llama a oración') o muezín hace una llamada pública desde un minarete (o alminar) de la mezquita. En tiempos recientes, la llamada se hace a través de sistemas de megafonía para que se pueda oír a distancia.
El viernes es el día santo para el islam. En dicho día, a primera hora de la tarde, se realizan en las mezquitas oraciones especiales de carácter comunitario. Son precedidas por un sermón desde el púlpito pronunciado por el imán, llamado también el jatib. En los dos días de fiesta religiosa anual, llamados ids (uno de ellos tan pronto concluye el mes de ayuno del Ramadán y el otro después de la peregrinación a La Meca), se celebran por la mañana oraciones especiales seguidas de sermones.