miércoles, 24 de junio de 2009

Cazadores y recolectores


Los distintos tipos de homínidos que se sucedieron en este largo proceso de evolución, durante el paleolítico, fueron nómadas que vivían, agrupados en bandas, es decir, en grupo familiares no mas de 40 individuos, trasladándose de un lugar o a otro para buscar zonas con plantas y animales.
Los cuales se dedicaron a la pesca, ala recolección y a la caza de animales, creando las primeras herramientas hechas de piedra, madera o hueso. Fabricaban cuchillos y bifaces (herramienta con punta) para cortar la carne y las pieles raspadores para curtir las pieles y hacer vestidos, agujas para coser y arpones para pescar. Unos de los principales avances de este periodo fue dominar el fuego. A si, la posibilidad de producir y aprovechar el fuego, permitió calentarse alrededor de una hoguera cocinar, ahuyentar los animales depredadores, iluminar y desplazarse hacia zonas mas adversas.
De etapa, el avance más significativo fue el surgimiento de un comportamiento cooperativo en las actividades de la caza, la elaboración de utensilios y un lenguaje rudimentario. Las últimas etapas del paleolítico se asocian a la aparición de la especie Homo Sapiens, que logro perfeccionar las técnicas para trabajar la piedra, desarrollar la capacidad creativa, el pensamiento y la comunicación simbología. La evolución biológica y el desarrollo cultural desde los primeros homínidos hasta la configuración del ser humano moderno (homo sapiens sapiens), se caracterizo por la interacción con el medio natural atraves d grandes saltos cualitativos.
Otro hecho relevante fue la expansión y poblamiento del planeta por el hombre moderno, así como su capacidad de adaptación a distintos climas. Las glaciaciones y la necesidad de procurarse alimento obligaron a las bandas de cazadores a desplazarse hacia tierras lejanas, fue así como el planeta se fue poblando lentamente y hace unos diez mil años, llegaron grupos de nómadas desde Asia a América, principalmente a través de la ruta de Beringia.
Hace unos 35.000 años, los seres humanos comenzaron a realizar pinturas, esculturas y grabados. Los hombres y las mujeres del Paleolítico creían en el mas allá, lo que se manifestaba en los ritos funerarios. Los entierros de los muertos iban acompañados de ofrendas, como flores, instrumentos de piedra, aplicaciones de pintura roja sobre el cuerpo, y pequeñas figurillas de piedra y arcilla. También creían en fuerzas sobrenaturales que les ayudaban en la caza, protegían a los niños o hacían que las mujeres tuvieran más hijos. Para que esas divinidades les fuesen favorables, crearon santuarios en los lugares más profundos de las cuevas, en los que celebraban ritos y presentaban ofrendas.
Las paredes de las cuevas eran decoradas con dibujos (pinturas rupestres) las pinturas en rocas han permitido conocer aspectos de la vida en esta época. Se pintaban emotivos rituales destinados a favorecer la caza, la pesca y la fertilidad. Los materiales utilizados para pintar eran elaborados con polvo de carbón de la hoguera y otros minerales y tinturas vegetales. Estos se aplicaban directamente sobre la roca mezclándolo con grasa de animal, sangre o resina, utilizando las manos o pinceles hechos con pelos de algún animal.
Los encargados de pintar eran los hechiceros o chamanes, quienes, se suponía que se comunicaban con el mundo de los espíritus. Se pintaban animales que servían de alimento, en muchos casos, atravesados con flechas y sangrando. También pintaban manos humanas superpuestas, reflejando un notable sentido artístico. Las pinturas rupestres más famosas son la de la cueva de Altamira, en España, y la de la cueva del Lascaux, en África.
A finales de este periodo, se han encontrado estatuillas femeninas talladas en piedra, marfil o hueso. En estas se exageraba el volumen de las partes del cuerpo con la maternidad: pechos, caderas, vientre. Se les conoce como las “Venus prehistóricas” se supone que estaban relacionadas con la fertilidad.