domingo, 21 de junio de 2009

BABILONIA


Babilonia (ciudad) (del acadio Bāb-ilim o Babilu, ‘puerta de Dios’), una de las ciudades más importantes de la antigüedad, cuya localización está hoy en día marcada por una amplia zona de ruinas al este del río Éufrates, a 90 km al sur de Bagdad, en Irak. Babilonia fue la capital del Imperio babilónico durante los milenios II y I a.C. En la antigüedad, la ciudad se beneficiaba de su posición en la importante ruta comercial por vía terrestre que conectaba el golfo Pérsico y el Mediterráneo.
Aunque el emplazamiento estuvo ya ocupado durante la prehistoria, Babilonia se menciona por primera vez en documentos de finales del III milenio a.C. Hacia el 2200 a.C. se conoce como emplazamiento de un templo, y durante el siglo XXI a.C. estuvo sometido a la cercana ciudad de Ur. Babilonia se hizo una ciudad-estado independiente hacia el 1894 a.C., cuando el amorreo Sumu-Abum fundó allí una dinastía. Esta dinastía alcanzó su apogeo con Hammurabi. En el 1595 a.C. la ciudad fue capturada por los hititas, y poco después por los casitas (hacia 1590-1155 a.C.). Los casitas transformaron la ciudad-estado de Babilonia en la capital de Babilonia, región al sur de Mesopotamia. La ciudad era el centro administrativo de un gran reino. Después, probablemente en el siglo XII a.C., se convirtió también en centro religioso del reino, cuando su dios principal, Marduk, fue situado a la cabeza del panteón mesopotámico.
En el 1158, la dinastía casita cayó en manos de los elamitas del este, y Babilonia fue regida por distintas y breves dinastías hasta finales del siglo VIII a.C. cuando cayó bajo la influencia de Asiria. Senaquerib, desesperado por controlar las tribus locales, destruyó la ciudad en el 689 a.C.; su sucesor, Asaradón (que reinó entre el 681 y el 669 a.C.), la reconstruyó. En el 625 a.C., los caldeos, dirigidos por Nabopolasar, tomaron la ciudad.

La Puerta de Istar en Babilonia fue, en su origen, parte del templo dedicado a Bel, construido por Nabucodonosor II hacia el 575 a.C. Está revestida con ladrillos vidriados que dan forma a las figuras del toro Adad y del dragón Marduk, los cuales aparecen alternados sobre toda la superficie. Restaurada en su totalidad, se halla en el Staatliche Museen de Berlín (Alemania).
Gian Berto Vanni Art Resource, NY
La topografía de Babilonia se conoce mejor a partir de los niveles de ocupación de la dinastía neo babilonia, excavados por Robert Koldewey y otros arqueólogos alemanes antes de la I Guerra Mundial. En aquellas fechas, el Éufrates dividía la ciudad en dos partes desiguales: el barrio antiguo, con la mayoría de los palacios y templos en la orilla este, y la Ciudad Nueva en la orilla oeste. Cerca del centro de la ciudad, en lugar prominente, se encontraba el Esagil, templo de Marduk; al norte estaba la torre-templo de Etemenanki (el zigurat), edificio de siete plantas, popularmente relacionado con la Torre de Babel. En la esquina noroeste de la ciudad antigua se encontró un entramado de palacios y fortificaciones; los excavadores alemanes identificaron unas ruinas de esta zona con los cimientos de los jardines colgantes, una de las siete maravillas del mundo que Nabucodonosor II construyó para su esposa meda. Cerca estaba la Puerta de Istar, decorada con toros y dragones en ladrillo esmaltado. El principal camino procesional pasaba a través de esta puerta; era la ruta seguida por los líderes religiosos y políticos durante las ceremonias del festival del Año Nuevo. Otras nueve puertas importantes atravesaban las grandes murallas de fortificación interna de la ciudad, a partir de las cuáles surgían los caminos hacia los principales asentamientos de Babilonia.


Ruinas de Babilonia
La ciudad de Babilonia fue uno de los más importantes centros urbanos durante los milenios II y I a.C. Situada al este del río Éufrates, a 90 km al sur de la actual capital iraquí (Bagdad), su mayor esplendor correspondió al reinado del monarca de la dinastía neo babilonia (caldea) Nabucodonosor II, que tuvo lugar desde el 605 hasta el 562 a.C.

El Imperio neo babilonio duró poco tiempo. En el 539 a.C., Ciro II el Grande capturó Babilonia y la incorporó al recién fundado Imperio persa. Con los persas, Babilonia funcionó durante un corto periodo como residencia oficial del príncipe de la corona, hasta que una revuelta local en el 482 llevó a Jerjes I a arrasar los templos y el zigurat, o torre del templo, y a derribar la estatua del dios patrono Marduk.