miércoles, 24 de junio de 2009

PALEOLITICO


Arte paleolítico, arte desarrollado entre los años 32.000 y 11.000 a.C., durante el último periodo glacial. Comprende el arte mueble (también llamado arte miniatura o arte portátil) consiste en figuras y objetos decorativos tallados en hueso animal o piedra o modelados toscamente en arcilla y el arte parietal o rupestre, vinculados al interior de las cuevas en forma de pinturas, dibujos y grabados. Algunos relieves también aparecen en abrigos rocosos al aire libre. Arte paleolítico hay en todo el mundo, pero es mucho más abundante en Europa.
Los primeros hallazgos de arte paleolíticos fueron piezas de arte mueble descubiertas en las cuevas y abrigos rocosos del suroeste de Francia en la década de 1860. Los objetos eran indudablemente antiguos, probablemente herramientas y útiles paleolíticos así como huesos de animales del periodo glacial. Algunas de las especies representadas (como el mamut) se extinguieron, y otras (como el reno) abandonaron la región hace ya mucho tiempo.
El primer llamamiento serio a favor de la existencia del arte rupestre paleolítico se hizo en 1880, cuando el español Marcelino de Sautuola dio a conocer sus hallazgos en la cueva de Altamira (Cantabria). Sus opiniones fueron tratadas con escepticismo por los arqueólogos de la época, hasta que el deslizamiento de una fallas ocurrido en la cueva de La Mouthe (Dordoña) en 1895, saco a la luz una galería con grabados tallados en sus paredes. Los sedimentos paleolíticos aparecieron allí confirmaron la antigüedad de las pinturas. Se han encontrado objetos de arte paleolítico dispersos por múltiples lugares desde la península Ibérica y el norte de África hasta Siberia, con una notable concentración de restos en Europa occidental, oriental y central. Se conocen miles de ejemplares, mientras en otros lugares hay muy pocos.se han localizado cuevas con decoración paleolítica desde Portugal y el sur de España hasta el norte de Francia en otros lugares hay muy pocos. Alemania, los Balcanes, Rumania y Rusia. Algunas de estas cuevas contienen sólo unas pocas figuras o simplemente una, mientras que en otras, como las francesas Lascaux y Les Trois Frères, las tienen a centenares.
En años recientes este tipo de representaciones paleolíticas ha aparecido también en rocas al aire libre, conservadas en circunstancias excepcionales. Hasta ahora, estas pinturas se han hallado en diversos lugares de España, Portugal y los Pirineos franceses.

Cueva de Altamira

Los bisontes que se pueden observar en la imagen son sólo una pequeña muestra del conjunto de pinturas prehistóricas que la cueva de Altamira alberga. Datadas en más de 15.000 años de antigüedad, sus representaciones animalísticas, ejecutadas con un hábil estilo naturalista dominador del trazo y de la utilización de los colores, motivaron que esta gruta cántabra, ubicada en el término de Santillana del Mar, recibiera el apelativo de 'Capilla Sixtina del arte paleolítico'. El análisis de diminutas cantidades de pigmentos procedentes de los dibujos y pinturas rupestres ha demostrado que en muchos casos tales muestras contenían restos de carbón vegetal. La datación por isótopos radiactivos como el carbono 14 pone de manifiesto que la acumulación de figuras en las paredes de las cuevas fue un hecho inusual, separado a veces por largos periodos de tiempo. Los hallazgos más antiguos del paleolítico figuran entre los años 32.000 años, estatuillas pequeñas talladas en marfil y piedra aparecidas en Austria y Alemania. El arte mueble abarca una extensa variedad de formas y materiales. La más simple fue la manipulación de objetos naturales como colmillos, conchas o huesos tallados o perforados para fabricar collares y pendientes. En algunos yacimientos han aparecido figuras talladas en piedra, tales como arpones, flechas, anzuelos, cuchillos y también se han encontrado bastones de mando
En diversas zonas, sobre todo en Moravia, se han encontrado pequeñas esculturas de terracota con figuras humanas y animales, pero la mayoría de las estatuillas paleolíticas estaban hechas de marfil o piedra blanda. El marfil también se usó para componer collares, pulseras y también brazaletes. Particular interés ofrecen unas características figuritas femeninas de pequeño tamaño talladas en piedra, casi todas del periodo auriñaciense, denominadas genéricamente Venus
La manera más simple de transformar las paredes de la cueva fue imprimir la huella En algunas cuevas, estas marcas también representan figuras reconocibles. El trabajo en arcilla, limitado al área pirenaica, se extiende desde la estampación sobre las paredes de las huellas de las manos hasta los grabados en el suelo de la cueva y la realización de bajorrelieves mediante la acumulación de grandes cantidades de arcilla los dedos sobre la capa de barro que recubre la roca. El pigmento rojo usado en las paredes de las cuevas estaba compuesto por óxido de hierro (hematites u ocre) mientras que el pigmento negro suele ser manganeso o carbón vegetal, derivado de la combustión de la madera. La manera más rudimentaria de aplicar la pintura en los muros de las cuevas fue con los dedos, aunque por regla general se utilizaron diversos tipos de útiles que no se han conservado hasta nuestros días. Para esbozar el contorno de las manos (posándolas sobre la pared de la cueva) y algunos puntos y figuras, la pintura fue, sin duda, rociada directamente con la boca o por medio de un canutillo provisto de pintura. También se pintaron figuras en los techos de las cuevas. Algunos, como los de Altamira (España), podían alcanzarse sin dificultad, pero en otros lugares era necesario utilizar una escalera de mano o algún tipo de andamiaje. En Lascaux, los huecos de una de las paredes de la galería sugieren cómo se construyó el andamiaje. La luz provenía de las hogueras, pero para las zonas más interiores y profundas de las cuevas fue necesario algún tipo de iluminación portátil.

MESOLITICO


El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico, constituyó una especie de hiato en el registro arqueológico llevado a cabo en el siglo XIX. Con el paso del tiempo se acuñó el término ‘mesolítico’ (edad de la piedra media) para denominar este periodo de transición en Europa. Hacia la década de 1880 ya se habían identificado algunas culturas desarrolladas entre el 8500 y el 7000 a.C. en el Oriente Próximo, pero en Gran Bretaña (territorio en el que el neolítico procede del continente europeo) esta etapa llegaría hasta el IV milenio. También se emplearon hachas de piedra o azuelas para el trabajo de la madera Fueron los grupos paleolíticos finales (o epipaleolíticos) del Oriente Próximo, como los de la cultura natufiense de Palestina, quienes al parecer dieron los primeros y decisivos pasos hacia la producción de alimentos y la adopción de la vida sedentaria.

El Mesolítico es un período prehistórico entre el Paleolítico y el Neolítico, que duró aproximadamente entre el 10000 a. C. y el 5000 a. C. Su nombre significa Edad Media de la Piedra (del griego, mesos=medio; y, líthos=piedra) por contraposición al Paleolítico (Edad Antigua de la Piedra) y al Neolítico (Edad Moderna de la Piedra).
Algunas culturas de este periodo fueron:
 Aziliense
 Maglemoisense
 Ertebölliense
 Ahrensburgiense
 Asturiense
Los hombres del Mesolítico se dedicaron a la caza, la pesca y la recolección, como los del Paleolítico Superior, pero sus condiciones de vida fueron relativamente más duras. El clima sufrió grandes cambios: había finalizado una etapa de glaciación. Las grandes masas de hielo y nieve se derritieron gradualmente, subió el nivel de los mares y se inundaron muchas regiones bajas. Por otra parte, el aumento de la temperatura provocó la desaparición o la migración hacia el Norte de los grandes mamíferos característicos del clima frío que habían otorgado una caza provechosa a los seres del Paleolítico Superior. La caza tuvo que orientarse hacia animales más pequeños o buscar otras formas de alimentación. El mamut se extinguió y los rebaños de herbívoros fueron sustituidos por animales de costumbres individuales, cuya caza era más compleja: el ciervo y los jabalíes. Los cazadores comenzaron a utilizar perros, con algún grado de domesticación, para sus actividades. También es importante, la fabricación de pequeños utensilios adaptados a su nueva de moluscos y la apertura de estos.
Las armas más importantes fueron los arcos, reforzados por tendones, y las flechas de piedra con variadas formas geométricas (por ejemplo, triángulos y trapecios). Utilizaron también un tipo de flechas de hueso o de madera para conseguir pieles sin dañarlas demasiado. Durante este período se fabricaron trineos, en un principio tirados por hombres y luego por perros, y canoas de piel o de corteza de árboles. De la corteza de abedul fabricaron un producto para pegar, que se ha considerado probablemente como la sustancia más antigua realizada por el ser humano.
Los hábitos de las culturas del Mesolítico eran nómadas, con alojamientos de invierno y campamentos de verano. En algunas regiones, donde las costas ofrecieron cantidades permanentes de alimentos, comenzaron a ubicarse asentamientos durante todo el año. El Mesolítico se divide en dos fases: El Epipaleolíticos (o fase posterior del Paleolítico) cuyo nombre deriva de la raíz griega "epi", es decir "sobre"; y el Protoneolítico (periodo anterior al Neolítico y a la Edad de los Metales).

La vida en el Mesolítico
Es durante este periodo cuando, tras la última glaciación surgen los grandes bosques y se extinguen los grandes animales. El crecimiento de los bosques, debido a la modificación climática, hace más dificultosa la caza mayor. Los grandes mamíferos, como el Elefante lanudo, el Rinoceronte lanudo, los osos de las cavernas, desaparecen, y otros como el reno, emigran. Por el contrario prosperan el ciervo, el magurío, y sobre todo el caracol (signo de clima cálido y húmedo).Como especies de caza se conservan el ciervo, el sarrio, la cabra montesa.

El sarrio o Rebeco

Era un rumiante de montaña próximo a la cabra con pezuñas elásticas adaptadas a la escalada. Vive sobre todo en las montañas del centro y el sur de Europa.
El jabalí y el corzo (estos dos últimos en franco aumento). También se cazan osos, zorros, gatos monteses, tejones y otros pequeños mamíferos; como aves se cazan los gansos, tordos, faisanes, arrendajos, palomas salvajes y otras.
La recolección de frutos se extiende, y se comen caracoles y conchas. La pesca se desarrolla. El clima húmedo hace incrementar espectacularmente la cantidad de caracoles, que el hombre consume por millones como un nuevo alimento.
Al poder vivir de las frutas que recolecta, el hombre tiene menos necesidad de cazar. Sale de las cuevas, cambia sus hábitos y su alimentación y se modifican sus características físicas.
Se construyen las primeras chozas a orillas de los ríos, y se abandonan temporalmente las cuevas, viviéndose al aire libre en cabañas de madera y plantas, de las cuales no se conservan vestigios, pero en cuyos emplazamientos se localizan objetos de piedra tallada conocidos por "talleres de Sílex”.
Al desaparecer la caza mayor, la de los pequeños animales pasa a primer plano, y para ella se utilizan objetos de piedra de diversas formas, de uso a menudo incierto, muchas de las cuales debían usarse como saetas: Arma arrojadiza compuesta de un asta delgada con una punta afilada en uno de sus extremos y en el opuesto algunas plumas cortas que sirven para que mantenga la dirección al ser disparada. Los instrumentos de medidas mayores se hacen escasos.
En esta época los hombres van desnudos o con taparrabos, y las mujeres van desnudas o con unas faldas acampanadas hasta las rodillas, atadas con una cuerda a la cintura, y desnudas en la parte por encima de la cintura.
Los grupos tienen probablemente un hechicero, que al principio se distinguía por adornos en las piernas, concretamente en las rodillas, y probablemente también en los brazos. Se practicaban bailes rituales, en los cuales probablemente se invocaba la fertilidad de las mujeres o más probablemente de los animales.
La practica de la caza de animales menores, como ciervos o corzos, lleva a la técnica del en cercamiento del animal por el grupo humano, y su matanza. Pronto los hombres aprenden a cazar a estos y otros animales empujándolos hacia sacos de cuero, y concentrándolos después en cercados hechos con empalizadas de madera. De esta forma se convirtieron en pastores.
A la fertilidad de estos rebaños, y de los rebaños libres, se asocian las danzas rituales y los cultos asociados a pinturas rupestres de animales, con un significado probablemente mágico o de culto.
La caza es la actividad principal y la mayor consideración social es para el gran cazador. Los hombres usan eventualmente (no siempre) plumajes en la cabeza, y brazaletes en los brazos y en los tobillos.
Las mujeres eran altas, delgadas, esbeltas, con la cintura estrecha y la pelvis ancha; sus piernas eran robustas; sus pechos grandes y flácidos, y les colgaban exageradamente hasta la barriga. Su peinado era estrecho en el centro y colgando hacia los lados, cada vez con mayor anchura, hasta el final de la cabeza.
Para la caza el hombre usa el arco. Lo llevaba en la mano derecha junto a varias flechas, mientras en la mano izquierda llevaba solo una flecha. Disparaba el arco con habilidad en diversas posiciones (de pie, sentado, rodilla en tierra, apoyado, hacia arriba, e incluso mientras estaba corriendo).
Las luchas entre tribus debían ser frecuentes, y aparecen a menudo reflejadas en las pinturas rupestres que se conservan en diversos puntos. En estas representaciones se reflejan batallas de arqueros que incluso llegaban al cuerpo a cuerpo.

EVOLUCION DEL HOMBRE


Evolución del cráneo humano:
La antropología física se dedica al estudio de las características físicas del ser humano. Los antropólogos físicos analizan los fósiles de ancestros humanos para trazar el desarrollo de la especie, fijándose especialmente en el tamaño del cerebro, la altura y la habilidad para caminar erguido. Como ilustra esta fotografía, los descubrimientos arqueológicos han ayudado a conocer la evolución del cráneo humano. Con la evolución desde el Australopithecus hasta el Homo (sapiens) sapiens, la capacidad craneana aumentó (para ajustarse al crecimiento del cerebro), la cara se acható, la barbilla retrocedió y disminuyó el tamaño de los dientes. Los antropólogos también buscan útiles, como herramientas de hueso, vasijas o pruebas de la utilización del fuego, para vincular el desarrollo físico con el cultural. Algunos antropólogos mantienen que cuando el cerebro adquirió una elevada capacidad para el aprendizaje y el razonamiento, fue la evolución cultural, y no la física, la que determinó la forma de vida de los seres humanos.

El ser humano pertenece al género Homo, que apareció hace más de 2 millones de años. Como puedes ver, los primeros miembros del género Homo eran todavía muy diferentes al ser humano actual (y su vida, mucho más difícil)
Desde tiempos remotos, viajeros, historiadores y eruditos han estudiado y escrito sobre culturas de pueblos lejanos. El historiador griego Herodoto describió las culturas de varios pueblos del espacio geográfico conocido en su tiempo; interrogó a los informantes clave, observó y analizó sus formas de vida al igual que los antropólogos modernos, e informó sobre las diferencias existentes entre ellas, en aspectos tan importantes como la organización familiar y las prácticas religiosas.
En el siglo XIII, el aventurero italiano Marco Polo viajó a través de China y otras zonas de Asia, aportando con sus escritos una información muy amplia sobre los pueblos y costumbres del Lejano Oriente. Durante el siglo XV se exploraron nuevos campos de conocimiento debido al descubrimiento por los exploradores África, el sur europeos de los diferentes pueblos y culturas del Nuevo Mundo, de Asia y los Mares del Sur, que dio como resultado la introducción de ideas revolucionarias acerca de la historia cultural y biológica de la humanidad. Los estudios de la ilustración francesa como Anne Robert, Jacques Turgot y jean antoine condorcet, comenzaron a elaborar teorías sobre la evolución y el desarrollo de la civilización. Estos planteamientos antropológicos y filosóficos chocaban con el relato bíblico de la creación y con los dogmas teológicos que afirman que determinadas culturas y pueblos no occidentales habían caído en desgracia divina El hallazgo de un fósil en Neandertal (Alemania) en 1856 y los restos del hombre de Java (Homo erectus) en la década de 1890, proporcionaron pruebas irrefutables del larguísimo proceso de evolución del hombre.
La antropología surgió como campo diferenciado de estudio a mediados del siglo pasado. En Estados Unidos, el fundador de dicha disciplina fue Lewis Henry Morgan, quien investigó en profundidad la organización social de la confederación iroquesa. Morgan elaboró en su estudio La sociedad primitiva (1877) una teoría general de la evolución cultural como progresión gradual desde el estado salvaje hasta la barbarie (caracterizada por la simple domesticación de animales y plantas) y la civilización (iniciada con la invención del abecedario).
En Europa, su fundador fue el erudito británico Edward Burnett Tylor, quien construyó una teoría sobre la evolución del hombre que prestaba especial atención a los orígenes de la religión. Tylor, Morgan y sus contemporáneos resaltaron la racionalidad de las culturas humanas y argumentaron que en todas las civilizaciones la cultura humana evoluciona hacia formas más complejas y desarrolladas.

Evolución del hombre:
Familia Leakey
Louis y Mary Leakey, a la izquierda, y su hijo Richard, a la derecha, son notables paleoantropólogos, cuyas investigaciones en la garganta de Olduvai (este de África) significaron un avance en el estudio de la evolución humana. Descendientes de una familia inglesa, vivieron y llevaron a cabo su investigación en Kenia, dedicándose durante muchos años a la recopilación de fósiles por todo el este de África. Hasta los descubrimientos de los Leakey en los años 1940 y 1950, se pensaba que los seres humanos actuales descendían de una cadena evolutiva única que se desarrolló en el este de África. Los Leakey descubrieron una serie de fósiles que indicaban la coexistencia de diferentes tipos de homínidos en esa región.
Una de las ramas de la antropología física tiene como objetivo reconstruir la línea evolutiva del hombre. En la década de 1960 los paleo antropólogos Louis Seymour Bazett Leakey, su esposa Mary Douglas Leakey y su hijo Richard Erskine Leakey encontraron una serie de fósiles en la garganta de Olduvai, África oriental, que desencadenó una revisión profunda de la evolución biológica de los seres humanos.

Una de las ramas de la antropología física tiene como objetivo reconstruir la línea evolutiva del hombre. En la década de 1960 los paleo antropólogos Louis Seymour Bazett Leakey, su esposa Mary Douglas Leakey y su hijo Richard Erskine Leakey encontraron una serie de fósiles en la garganta de Olduvai, África oriental, que desencadenó una revisión profunda de la evolución biológica de los seres humanos. Los restos fósiles desenterrados a finales de 1970 y 1980 proporcionaron después pruebas adicionales, en el sentido de que el género Homo coexistió en África oriental con otras formas evolucionadas de hombre-simio conocidas como australopitecinos hace más de 4 millones de años.
Estos antiguos antecesores del hombre tenían las piernas y el cuerpo adaptados para caminar erguidos (véase Bipedación), lo cual dejaba sus manos libres para manipular diversos utensilios. Más tarde, investigadores de la Universidad de California descubrieron numerosos fósiles en la garganta de Olduvai, lo que reforzó aún más la tesis de la irregularidad del proceso de evolución humana. Este nuevo fósil tenía aproximadamente 1,8 millones de años de antigüedad, presentaba huesos de los brazos y las piernas que confirmaban una locomoción vertical relativamente evolucionada, pero su capacidad craneana reducida y marcadas diferencias de estatura entre hombres y mujeres no diferían demasiado de Lucy.
Algunos utensilios de piedra sin tallar, hallados con ciertos fósiles de Homo en yacimientos del este de África, demuestran que hace casi 3 millones de años ya eran capaces de fabricar herramientas. Esta habilidad técnica contribuyó al aparente éxito evolutivo del Homo hábiles. En comparación con los australopitecinos vegetarianos, los antecesores modernos de los seres humanos, tipo Homo hábiles, parecen haber evolucionado al incorporar la carne como parte esencial de su dieta alimenticia, a juzgar por la disposición de los dientes y la utilización de ciertas herramientas.
La especie Neandertal, que vivió en Europa y África del Norte entre el 100.000 y 40.000 a.C., son ancestros primitivos de la especie humana actual, pero corresponden a una línea evolutiva distinta. Eran cazadores-recolectores y tenían el cerebro algo más grande que el de los seres humanos de hoy. Los primeros en encontrar fósiles de la especie Neandertal fueron los antropólogos alemanes Johann Fuhlrott y Hermann Schaaffhausen en 1856, en el valle del río alemán Neander (cerca de Düsseldorf, Alemania). Aquí se muestra el cráneo de un Neandertal entre el de un Pitecántropos (izquierda) y el de un hombre de Cro-Magnon (derecha).

Hay antropólogos que consideran como antepasados directos del hombre a los ejemplares de Neandertal y a las docenas de fósiles emparentados; otros opinan que sólo son una ramificación del Homo sapiens que se extinguió hace decenas de miles de años. Se calcula que hace entre 100.000 y 35.000 años, los hombres de Neandertal ya eran una población de cazadores-recolectores extendida por gran parte de Europa y de Oriente Próximo; de constitución robusta y cejas espesas, con capacidad craneana de unos 1.500 cm3, mayor que la de gran parte de los Homo sapiens sapiens, especie a la que pertenecemos los seres humanos modernos.
En el continente americano, sin embargo, ningún rastro humano tiene más de 15.000 años, y los únicos ejemplares óseos que cuentan algunos miles de años pertenecen todos al Homo sapiens sapiens. Por tanto, parece que la evolución biológica que derivó en el hombre moderno tuvo lugar en el Viejo Mundo.

Evolución y cultura de los humanos
En el paleolítico o edad de piedra, el planeta sufrió grandes en específico climáticos, ya que hubo periodos de glaciaciones o avances de hielo, que afectaban la concentración y distribución de la flora y fauna por todo el planeta. La última glaciación comenzó hace unos 80.000 años y termino hace unos 10.000 años. En el paleolítico se desarrollo uno de los procesos más largos y fundamentales de nuestro pasado: la hominización, conjunto de cambios biológicos, físicos y culturales que, en el transcurso de millones de años de evolución que, permitió configurar los primeros rasgos de una especie que luego desembocaría en la actual especie humana.
Durante este largo proceso, los homínidos fueron adquiriendo la marcha bípeda y la postura erecta, lo que les permitía tener las manos libres para transportar a sus hijos, llevar objetos; su capacidad craneana, que paso a contener un cerebro mas grande y complejo; modifico la forma de la mano hasta conseguir un dedo pulgar oponible al resto de los dedos, que le permitió realizar trabajos mas minuciosos con las manos. Logro distinguirse de otras especies animales al transformar la naturaleza, modificando así el entorno y la realidad. Construyo las primeras herramientas de piedra tallada hueso, dominó el fuego desarrollo las creencias religiosas, las expresiones artísticas el lenguaje, dando cuenta de capacidades que, hasta el día de hoy, son atributos de exclusivos del los seres humanos.
La cultura es uno de los elementos propios y exclusivos del ser humano. Los humanos, además, tienen la capacidad de diversificarse, es decir, si bien compartimos rasgos comunes que nos caracterizan como especie, a la vez desarrollamos aspectos que nos diferencian. De este modo, se pueden distinguir varias culturas con sus señas de identidad propias, como el caso de etnias, de habitantes de distinta regiones geográficas o de grupos sociales particulares. Las culturas, entonces, son diversas y dinámicas, es decir, cambian en el tiempo y en el espacio, pues están en constante desarrollo.

LOS PRIMEROS HOMINIDOS


Hace 5 millones de años atrás apareció el Australopitecos (austro= sur, phiteco= mono) sus restos fósiles han sido encontrado en África. Su estatura era aproximadamente era de un 1,30 mts y 1,50, y su peso máximo de 50 kg. Los más antiguos habitaban en los bosques, pero después colonizaron las praderas. Se alimentaban de frutos y vegetales que recolectaban, también de animales que cazaban o encontraban muertos. Era una especie parecida a un chimpancé, pero que después comenzó a caminar en dos pies.
Hace 3 millones de años atrás Homo habilis (el hábil): fueron los primeros representantes del género homo y sus restos también han sido encontrados en África. Tenían una frente mas ancha que el Australopitecos, dientes menos fuertes, constitución más débil. Vivian en un núcleo familiar y eran capaces de fabricar herramientas de piedra para desgarrar los animales o raspar las pieles.
Hace 1,5 millones de años atrás Homo erectus (el erguido): los fósiles de esta especie han sido encontrados en África, Europa y Asia, lo que significa que tuvieron una amplia distribución geográfica. Su capacidad craneana era bastante mayor que la de los homínidos anteriores, median 1,70 m y su constitución física era fuerte. Fabricaron herramientas mas variadas, empezaron a protegerse del frio utilizando pieles de animales y fuego, ya que ellos lo descubrieron.
Alrededor de 100.000 años atrás Homo sapiens (el que sabe): aunque continua en investigación su datación exacta, se sabe que este tipo humano corresponde al eslabón previo al Homo sapiens sapiens, al cual pertenecemos. Eran hombres robustos, con capacidad craneana similar a la nuestra. Comenzaron a enterrar a los muertos y llegaron a inventar la agricultura.
África fue la cuna de la humanidad; allí se han encontrado los restos del Australopitecos y el Homo habilis. El Homo erectus, ya que dominaba el fuego y tenia herramientas mas complejas, se desplazaron a otros continentes, como Europa y Asia. América y Australia fueron colonizadas por el Homo sapiens sapiens. La población creció lentamente; se estima que desde su aparición hasta unos 10.000 años, la población de la tierra era solo de unos ocho millones de habitantes.

Cazadores y recolectores


Los distintos tipos de homínidos que se sucedieron en este largo proceso de evolución, durante el paleolítico, fueron nómadas que vivían, agrupados en bandas, es decir, en grupo familiares no mas de 40 individuos, trasladándose de un lugar o a otro para buscar zonas con plantas y animales.
Los cuales se dedicaron a la pesca, ala recolección y a la caza de animales, creando las primeras herramientas hechas de piedra, madera o hueso. Fabricaban cuchillos y bifaces (herramienta con punta) para cortar la carne y las pieles raspadores para curtir las pieles y hacer vestidos, agujas para coser y arpones para pescar. Unos de los principales avances de este periodo fue dominar el fuego. A si, la posibilidad de producir y aprovechar el fuego, permitió calentarse alrededor de una hoguera cocinar, ahuyentar los animales depredadores, iluminar y desplazarse hacia zonas mas adversas.
De etapa, el avance más significativo fue el surgimiento de un comportamiento cooperativo en las actividades de la caza, la elaboración de utensilios y un lenguaje rudimentario. Las últimas etapas del paleolítico se asocian a la aparición de la especie Homo Sapiens, que logro perfeccionar las técnicas para trabajar la piedra, desarrollar la capacidad creativa, el pensamiento y la comunicación simbología. La evolución biológica y el desarrollo cultural desde los primeros homínidos hasta la configuración del ser humano moderno (homo sapiens sapiens), se caracterizo por la interacción con el medio natural atraves d grandes saltos cualitativos.
Otro hecho relevante fue la expansión y poblamiento del planeta por el hombre moderno, así como su capacidad de adaptación a distintos climas. Las glaciaciones y la necesidad de procurarse alimento obligaron a las bandas de cazadores a desplazarse hacia tierras lejanas, fue así como el planeta se fue poblando lentamente y hace unos diez mil años, llegaron grupos de nómadas desde Asia a América, principalmente a través de la ruta de Beringia.
Hace unos 35.000 años, los seres humanos comenzaron a realizar pinturas, esculturas y grabados. Los hombres y las mujeres del Paleolítico creían en el mas allá, lo que se manifestaba en los ritos funerarios. Los entierros de los muertos iban acompañados de ofrendas, como flores, instrumentos de piedra, aplicaciones de pintura roja sobre el cuerpo, y pequeñas figurillas de piedra y arcilla. También creían en fuerzas sobrenaturales que les ayudaban en la caza, protegían a los niños o hacían que las mujeres tuvieran más hijos. Para que esas divinidades les fuesen favorables, crearon santuarios en los lugares más profundos de las cuevas, en los que celebraban ritos y presentaban ofrendas.
Las paredes de las cuevas eran decoradas con dibujos (pinturas rupestres) las pinturas en rocas han permitido conocer aspectos de la vida en esta época. Se pintaban emotivos rituales destinados a favorecer la caza, la pesca y la fertilidad. Los materiales utilizados para pintar eran elaborados con polvo de carbón de la hoguera y otros minerales y tinturas vegetales. Estos se aplicaban directamente sobre la roca mezclándolo con grasa de animal, sangre o resina, utilizando las manos o pinceles hechos con pelos de algún animal.
Los encargados de pintar eran los hechiceros o chamanes, quienes, se suponía que se comunicaban con el mundo de los espíritus. Se pintaban animales que servían de alimento, en muchos casos, atravesados con flechas y sangrando. También pintaban manos humanas superpuestas, reflejando un notable sentido artístico. Las pinturas rupestres más famosas son la de la cueva de Altamira, en España, y la de la cueva del Lascaux, en África.
A finales de este periodo, se han encontrado estatuillas femeninas talladas en piedra, marfil o hueso. En estas se exageraba el volumen de las partes del cuerpo con la maternidad: pechos, caderas, vientre. Se les conoce como las “Venus prehistóricas” se supone que estaban relacionadas con la fertilidad.

NEOLITICO



En el neolítico se produjo la aparición de los primeros poblados con casas edificadas con diferentes materiales, en diferentes partes del mundo: casas de adobe en el Oriente Próximo y de grandes troncos de madera en Europa central y occidental por ejemplo. En Jericó, el neolítico pre cerámico coincidió con la construcción de una monumental muralla de piedra. Pero quizá el poblado neolítico más extraordinario sea el de Skara Brae en las islas Orcadas, cuyas casas y su mobiliario (incluida alacena, aparadores y camas) están realizadas con losas. La cerámica, producto del desarrollo natural de pueblos sedentarios, fue ampliamente utilizada. El cultivo de cereal y la domesticación de animales, como vacas, ovejas, cabras y cerdos, fueron resultado no de un brillante descubrimiento, sino de la necesidad causada por la presión demográfica. La minería también hizo su aparición en el neolítico. Sus orígenes se pueden rastrear en el paleolítico, al practicarse actividades mineras para obtener ocre en África y en Australia o al excavar en cuevas para extraer nódulos de piedra. En el mesolítico se había obtenido obsidiana (piedra volcánica) en las islas del Mediterráneo, pero fue en Europa septentrional durante el neolítico cuando se explotaron ricas vetas de sílex de alta calidad mediante un enorme sistema de pozos y galerías radiales, extrayendo los bloques con picos construidos con astas de animales. Entre las minas mejor conocidas se encuentran las de Grimes Graves (Gran Bretaña), de Krzemionki (Polonia) y de Spiennes (Bélgica). El sílex de estas minas, al igual que el de otras muchas explotaciones al aire libre, fue transformado en hachas talladas o pulimentadas, objetos de una extensa y lejana comercialización, que se emplearon en la profunda deforestación que se produjo en Europa en esta época. Las numerosas y alargadas casas (de decenas de metros de longitud) construidas con grandes tablas de madera, pueden ser consideradas como evidencia de la deforestación.
Arte neolítico, arte y arquitectura de la época prehistórica que se extiende aproximadamente desde el año 7000 a.C. hasta el año 2000 a.C. Comenzó unido a la vida semi nómada de los pastores y finalizó con el descubrimiento del bronce que dio lugar a la era del mismo nombre.
La cerámica fue la primera manifestación del arte neolítico; otras importantes expresiones artísticas fueron las esculturas adoradas como diosas madres y monumentos megalíticos de piedra dedicados al culto religioso. Se ha encontrado cerámica neolítica en todas las regiones ocupadas por los pueblos del neolítico, desde el Próximo Oriente a través de África y desde el Mediterráneo a Europa y a las Islas Británicas. Generalmente son planas, con decoración simple triángulos, espirales, líneas onduladas y otros motivos geométricos en superficies lisas u onduladas. Dependiendo de la cultura particular que lo origine, adoptan distintas formas como por ejemplo la cerámica realizada en forma de cesta, calabaza, campana o sacos de piel. La cerámica neolítica campaniforme, con dibujos geométricos, inspirados en la cestería, es originaria de España y se extendió a toda Europa.
Los monumentos neolíticos más importantes son los dólmenes, tumbas formadas por grandes bloques de piedra que forman la cámara funeraria, como el dolmen de Aizkomendia, en Álava, España; y los menhires (grandes piedras colocadas de pie, también llamadas megalitos) como los de Bretaña, en Francia y los grandes círculos de piedras de Inglaterra, o crómlech, cuyo ejemplo más representativo es Stonehenge (3000-1000 a.C.).
El neolítico ha estado tradicionalmente asociado a los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y de instrumentos de piedra pulimentada. Sin embargo, en la actualidad se sabe que algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. La cerámica hizo su aparición en Japón hace 16.000 años y en Australia se han encontrado útiles pulimentados con una antigüedad de 32.000 años. Incluso durante el neolítico estas características no siempre aparecen de forma conjunta. Por ejemplo, en el Oriente Próximo la producción de alimentos fue anterior a la aparición de la cerámica, lo que ha dado origen al término de neolítico pre cerámico (véase Jericó). No obstante, el vocablo neolítico sigue en uso en algunas partes del Viejo Mundo. Sus inicios se centran en el VII milenio en el Oriente Próximo y tiene su fin en el II milenio en Europa septentrional dependiendo del comienzo de la utilización del cobre.
El arte neolítico también presenta una amplia variedad de figurillas (en ocasiones femeninas como en la zona euroasiática) pero quizá los logros más importantes se encuentran en una serie de imponentes monumentos localizados en diferentes partes del mundo. En Europa occidental hay numerosos túmulos funerarios de grandes dimensiones, construidos con tierra sobre las estructuras mortuorias de piedra. Es notable el ejemplo de Silbury Hill (sur de Inglaterra), un enorme túmulo de Creta de 40 metros de altura y 160 de diámetro, construido hacia el año 2600 a.C.

domingo, 21 de junio de 2009

PERIODO ENEOLITICO

Período prehistórico en el que comienza a usarse el cobre. Es sinónimo de Calcolítico, sustituyendo ambos términos al más antiguo de Edad del Cobre; algunos investigadores españoles emplean para denominar este período la expresión «Bronce I Hispánico» (en claro retroceso, por tratarse de un concepto impropio).
Esta etapa prehistórica sucede al Neolítico y, en parte, puede considerarse como el apogeo de este período, pues en muchos lugares supone la plena sedentarización de las comunidades que han logrado ya una economía productora estable, continuando en uso la mayor parte de la tecnología neolítica, y, si bien ya se conoce el metal, todavía está lejos la revolución tecnológica -y su influencia en la vida común- que supondrá la metalurgia (fundición y aleación), y que se manifestará en la Edad del Bronce. En tierras aragonesas el Eneolítico parece un período de auge demográfico, si lo comparamos con etapas anteriores, pero la veracidad de tal observación podría estar deformada por diversos factores, como el hecho de que muchos de los ajuares eneolíticos sean más «típicos» arqueológicamente y más fácilmente reconocibles que los de etapas anteriores (cerámica campaniforme, puntas de flecha de pedúnculo y aletas, etc.). En Aragón faltan excavaciones que sitúen estratigráficamente este período, y hemos de guiarnos por el desprestigiado criterio del «fósil director», que solamente puede situar aquellos materiales más claros ya citados. La mayoría de los hallazgos son En el norte de la provincia de Zaragoza se han detectado numerosas puntas de flecha, foliáceas y de pedúnculo y aletas, de sílex, y algún fragmento de cerámica campaniforme, casi siempre en conexión con el tipo de yacimiento llamado «taller de sílex», que corresponde seguramente a poblados de poca duración temporal, probablemente de gentes con economía de régimen seminómada. Donde el terreno ofrece cuevas habitables, éstas continúan siendo ocupadas por poblaciones eneolíticas (estribaciones del Sistema Ibérico, en el este de Zaragoza y Prepirineo oscense). En dos zonas parece predominar el hábitat en poblados: al sur de la provincia de Huesca, sobre todo en el área del Alcanadre, y en el Bajo Aragón. En esta última es el Eneolítico probablemente, la época en que la población se traslada de los abrigos rocosos a vivir en poblados (se encuentran materiales eneolíticos tanto en los estratos superficiales de varios abrigos rocosos habitados en etapas anteriores, como en los primeros niveles de muchos poblados). Los abrigos bajo roca servirán en el Eneolítico como sepultura. Superficiales, fuera de todo contexto arqueológico.
Al final del Neolítico, junto con los instrumentos de piedra se utilizaron otros de cobre puro. La industria del sílex alcanza extraordinario desarrollo, produciéndose ejemplares primorosos.Este periodo en el que junto con la piedra pulimentada se usa el cobre puro, se llama Eneolítico o Calcolítico, y, más que cultura nueva, debe considerarse como el final del Neolítico. La Edad de los Metales comienza propiamente cuando se aprende a mezclar el cobre con el estaño, obteniéndose así el bronce.
Muchos de los hallazgos eneolíticos aragoneses corresponden a sepulcros (aparte de la reutilización en esta época de varios dólmenes), destacando los hallazgos sueltos de la sierra de Alcubierre, la tumba de La Cartuja de las Fuentes , en Sariñena (H.), El Puntal de las Almendreras , en Mezquita de Loscos (T.), El Cañaret de Pallisetes , en Calaceite (T.), y otros abrigos bajo aragoneses
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EDAD DE LOS METALES

Llegó un momento de la prehistoria en que los pueblos dejaron de hacer sus instrumentos con piedra y pasaron a fabricarlos con metales (porque aprendieron las técnicas necesarias para ello). La edad de los metales se divide en tres periodos.
Los metales empezaron a utilizarse, aproximadamente, en el año 10.000 a.C.; por eso, conocemos ese periodo histórico como la edad de los metales, que comenzó con la edad del cobre. 5.000 años mas tarde4 se descubrió la fundición, lo cual supuso un gran avance.
La edad del cobre: El cobre fue el primer metal utilizado por los seres humanos.
La edad del bronce: Se llama así porque el hombre empezó a utilizar el bronce, después de aprender a alear (mezclar) el cobre con otro metal: el estaño. Las antiguas culturas de Mesopotamia nacieron y se desarrollaron durante la edad del bronce. Al final de ese periodo surgieron también las primeras civilizaciones de Grecia.
La edad del hierro: Los utensilios pasaron a fabricarse con hierro. Comenzó en Oriente Próximo hace aproximadamente 3.200 años (aunque en la mayor parte de Europa no se inició hasta hace unos 1.300 años, y en América no se trabajó el hierro hasta la llegada de los europeos a finales del siglo XV de nuestra era). Los europeos de la edad del hierro pertenecieron, en su mayor parte, a la cultura celta. La edad del hierro acabó en casi toda Europa a medida que se producía en cada zona la conquista romana.
Desde el 1800 hasta el 400 a.C., los pueblos celtas del sur de Alemania y Austria desarrollaron una serie de progresos en el trabajo del metal, configurando varias culturas campos de urnas, Hallstatt y La Tène cada una de las cuales se difundió por toda Europa; introdujeron el uso del hierro para fabricar herramientas de trabajo y armas. La cultura céltica de La Tène realizó excelentes trabajos de metal y utilizó arados tirados por bueyes y carros con ruedas. Las tribus germánicas absorbieron gran parte de la cultura celta y al final ésta se extinguió.
Hasta ese momento, los metales solo podían trabajarse ejerciendo fuerza sobre ellos, es decir, golpeándolos con otro metal. En cambio, la fundición permitió derretirlos, es decir, convertir el elemento sólido en líquido, al someterlo a altísimas temperaturas. De esta forma, fue posible dar a los metales la forma deseada, por ejemplo, mediante moldes. Existen diversos tipos de metales. Normalmente, se clasifican en preciosos (oro, plata, platino) y no preciosos (hierro, cobre, estaño, plomo).

Técnicas para trabajar el metal
También existen varias técnicas para trabajar el metal. Ya hemos hablado de una de ellas, la fundición. Otra es el martillado, conocido también como forja: calentándolo, pero sin llegar al punto de fundición, el metal se ablanda; es entonces cuando se golpea con otro metal, obteniendo formas todavía rudimentarias. La forja se utiliza sobre todo con el hierro.
Otra técnica muy extendida es la soldadura. Consiste en la unión de varios metales por uno o varios puntos, aplicando calor en las partes que se desea unir. Esta técnica fue muy utilizada en el siglo XX, sobre todo, por los artistas de las vanguardias europeas, como, por ejemplo, el español Julio González. La última de las técnicas más importantes de la metalistería es la aleación. Comenzó a usarse en el 3000 a.C., 2.000 años después de la invención de la fundición. Pero, a diferencia de esta técnica, en la que se calienta un único tipo de metal, en la aleación intervienen varios tipos, creando así un metal nuevo. El ejemplo más importante de aleación es la del bronce, que es el metal que resulta de la unión del cobre y del estaño.

Técnicas para decorar el metal
Hasta ahora hemos hablado de los diferentes metales y de las distintas técnicas para trabajarlos. Pero, al tratar los metales, hemos de explicar también cuáles son las técnicas para decorarlos.
La primera de ellas es el repujado, quizá una de las más sencillas y primitivas. Consiste en golpear el metal desde dentro hacia fuera, es decir, desde la parte no visible a la parte visible del objeto artístico o utilitario.
Del mismo modo funciona otra de estas técnicas decorativas, la del cincelado, pero, en este caso, el metal se trabaja desde fuera hacia dentro. El resultado son incisiones o hendiduras que se realizan con punzones o gubias (similares a las que se usan en la técnica del grabado).
Otra técnica muy importante es el dorado. El objeto de metal, en este caso, se decora con láminas de oro muy finas. Este procedimiento es similar al que usaban los pintores del románico y del gótico: los fondos de sus cuadros, e incluso las ropas de las figuras, se realizaban también con láminas de oro, que se conocen como ‘pan de oro’.
La granulación o filigrana es otra técnica decorativa. Consiste en pegar pequeñas bolitas, normalmente de oro, que se unen entre sí formando una fina y delicada red.

EDAD DE COBRE

La Edad del Cobre, también llamada Calcolítico (jalkos=cobre; líthos=piedra) o Eneolítico (lat. aenĕus=cobre; gr. λίθος, líthos=piedra), es una fase intermedia entre la Edad Moderna de la Piedra o neolítico y la Edad del Bronce. Se reserva esta denominación para algunas culturas, que presentan rasgos claramente diferenciados, en el periodo entre el 2500 y el 1800 a.C.
El bronce es una aleación de cobre y estaño y, antes de usarse el bronce, se usó cobre. Esa época es a la que se llama Calcolítico, esta edad sin embargo es poco aceptada ya que los primeros cobres eran, en general bronce natural, aunque se usa para diferenciar esta edad, en la que el bronce era fabricado artificialmente. El cobre fue el primer metal que utilizó el ser humano y lo hizo hace aproximadamente 5000 años, a finales del Neolítico.
En la Península Ibérica el uso del cobre se generaliza hace 4000 años, coincidiendo con las construcciones megalíticas y la Cultura del Vaso Campaniforme, la cual es exponente de estas culturas calcolíticas y se caracteriza por la decoración por zonas.
El Calcolítico antiguo (3500 a. C. - 3000 a. C.) se identifica sobre todo con el inicio del uso de los metales, particularmente el cobre. Sin embargo, esta noción se parece a la antigua y desfasada identificación del neolítico con la técnica del pulido de la piedra. Aunque el uso del cobre va extendiéndose gradualmente de este a oeste, esta técnica tiene realmente muy poca importancia, ya que las herramientas y armas de este metal sin alear apenas superan en eficacia a las de sílex u obsidiana. Lo que si marca fuertemente a esta era es la mayor movilidad humana, generada sin duda por la introducción del caballo doméstico.

EDAD DE HIERRO

Edad del hierro, periodo histórico durante el cual el hierro reemplazó al bronce como material de fabricación de instrumentos y armas. La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo y ello tuvo lugar hacia el siglo XIII a.C. El término edad del hierro hace referencia en Europa al periodo comprendido entre el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) y la expansión del Imperio romano (27 a.C.-68 d.C.), esto es, la última fase de la prehistoria europea antes de que la cultura romana trajera la alfabetización e impusiera una forma de vida radicalmente nueva. Desde este punto de vista, la edad del hierro continuó en aquellas zonas de Europa a las que las legiones romanas nunca llegaron (como Escandinavia, Alemania central o las zonas más remotas de Gran Bretaña) durante todo el Imperio romano. La edad del hierro comenzó en China hacia el 600 a.C.; en el África subsahariana hacia el 500-400 a.C., y en el sur de África hacia el 200 d.C.
El trabajo del hierro La mayor ventaja del hierro sobre el bronce residía en el hecho de que los filones para extraer el mineral eran mucho más abundantes y por tanto más económicos en comparación con el bronce. No era necesaria aleación alguna y constituía un material admirable para la fabricación de sierras, hachas, azuelas y clavos. Era, sin embargo, mucho más difícil de trabajar y nunca se logró obtener una temperatura suficientemente elevada durante los tiempos prehistóricos para fundir el hierro en molde, excepto en China. La ganga era simplemente calentada en un horno; se separaba el hierro de la escoria; se recalentaba el hierro, convertido en un solo bloque, y, por último, se trabajaba el metal mediante el uso del martillo para darle la forma requerida. Incluso se fabricaron afiladas navajas de afeitar con filos cortantes. Como todo el proceso difería radicalmente de la manufactura de los objetos de cobre o de bronce, no es sorprendente que el trabajo del hierro no fuera una evolución directa del trabajo del bronce. Este último fue empleado principalmente para elementos de adorno personal, como alfileres o espejos, una vez que el hierro había sido adoptado para los instrumentos de trabajo y el armamento. El oro y la plata continuaron siendo materiales prestigiosos, empleados para hacer, por ejemplo, torques (pesados brazaletes que llevaban los guerreros célticos).
El hierro parece haber sido usado ampliamente y por vez primera en Oriente Próximo por los hititas entre el 2000 y el 1500 a.C. y se difundió desde allí a Europa, al sur de Asia y a África del Norte. El hierro aparece de forma esporádica en los grupos de los Campos de Urnas de finales de la edad del bronce en Centroeuropa, pero la primera auténtica cultura en Europa perteneciente a la edad del hierro es la cultura de Hallstatt (c. 1200-600 a.C.), llamada así por el nombre de un yacimiento localizado en los Alpes austriacos en el que se han excavado unas 2.500 tumbas. La segunda es La Tène (c. 450-58 a.C.), que recibe su nombre de otro yacimiento situado a orillas del lago de Neuchâtel, en Suiza, y donde se han recuperado abundantes objetos metálicos. Los hallazgos en Hallstatt se fechan desde los inicios de la edad del hierro, entre el 700 y el 500 a.C. Los enterramientos reflejan la extraordinaria riqueza de estos grupos, ya que los muertos están acompañados por armas, entre las que se incluyen espadas de hierro y de bronce, dagas, hachas y cascos; cuencos de bronce, calderos y tazas; vasos de cerámica; ornamentos de bronce, hierro y oro, y cuentas de ámbar y de cristal. Los habitantes de Hallstatt formaban parte de una red comercial que englobaba todo el centro de Europa y alcanzaba hasta el mar Báltico y el Mediterráneo. Su riqueza se basaba en la sal, que extraían de las montañas próximas al poblado. Los mineros de sal han encontrado en los últimos siglos numerosas huellas de esa actividad en la prehistoria, entre las que se incluyen galerías apuntaladas con vigas de madera, y una gama de restos orgánicos conservados por la propia sal. Aparecen entre estos, restos de instrumentos de minería, tales como picos, palas y mazos; antorchas, que se emplearon para iluminar los oscuros pasillos que en ocasiones llegaban a tener 330 m de profundidad; fardos, fabricados con pieles con un armazón de madera, que los mineros usaron para acarrear bloques de sal hasta la boca de la mina; y ropas realizadas con pieles.

INVENCION DE LA ESCRITURA


Las primeras escrituras conocidas fueron inventadas por los egipcios y los mesopotámicos durante el milenio -IV, es decir, hace aproximadamente cuatro mil años a.C. La escritura de los egipcios es llamada jeroglífica y la de los habitantes de Mesopotamia cuneiforme.
Eran sistemas muy completos pero, tan complicados que su interpretación, lograda por los europeos hace poco más de un siglo, costó ímprobos esfuerzos. Todavía en lenguaje corriente solemos decir, refiriéndonos a una cosa que nos cuesta mucho comprender, que es un jeroglífico. Sin embargo, en su origen, esas complicadas escrituras debieron ser muy elementales.
Al principio, los signos fueron sólo dibujos de objetos, y su finalidad era referirse a esos objetos o expresar una idea fácilmente sugerida por su contemplación. Así, por ejemplo, el dibujo del disco solar podía significar el Sol, pero también la idea de día. Dos flechas con sus puntas opuestas podían sugerir la idea de guerra. Esta manera de escribir, rudimentaria y simple, es conocida con el nombre de escritura pictográfica, o sea escritura pintada.
En Egipto y Mesopotamia, las primitivas escrituras también fueron pictográficas, pero luego esto cambió fundamentalmente.
Los signos dejaron de ser representación del objeto dibujado o de una idea que a él se vinculara para expresar, en cambio, el sonido de la palabra correspondiente a ese objeto. El dibujo, del disco solar ya no representó al Sol, o al día, sino al sonido de la sílaba sol.
En consecuencia, para escribir las palabras soledad, solución, soldado, debería emplearse en primer término el signo del Sol, el cual, en este caso, ya no tendría valor como dibujo pictográfico de una cosa, sino como expresión de un sonido. Puesto que los signos valen como sonidos, se llama a este sistema de escritura, escritura fonética (de fonos, sonido), este cambio señaló un cambio extraordinario, porque a partir de ese momento las escrituras jeroglífica y cuneiforme tendieron a ser lo que es la nuestra: una representación de los sonidos que emitirnos al hablar.
El empleo de los signos fonéticos fue el invento creador de la verdadera escritura. Porque antes sólo podían representarse cosas o ideas, mientras que en adelante, con la combinación de signos fonéticos, pudieron escribirse las palabras.
Sin embargo, los sonidos representados por jeroglíficos y cuneiformes eran sonidos complejos, equivalentes a nuestras sílabas.
Quedaba un gran progreso a realizar, reducir el número de signos a los estrictamente indispensables para representar los sonidos más simples que puede modular la garganta humana.
Esto fue obra de los fenicios, pueblo comerciante de Oriente, que hacia el año -1000 inventó el primer alfabeto, del que, a través de griegos y romanos, deriva el nuestro.
La escritura egipcia.
Los egipcios escribían con una pequeña caña puntiaguda, mojada en una especia de tinta que se preparaba con agua, goma y algunas sustancias vegetales que le daban el color. Usaban como papel los tallos de una caña, el papiro (de ese nombre ha derivado nuestra palabra papel), que crecía abundantemente en las orillas del Nilo.
Las inscripciones en las paredes de los monumentos y las tumbas eran, por lo general, grabadas o pintadas; los egipcios se preocupaban en tales casos de que los signos fuesen ejecutados con mucha precisión y exactitud. En cambio, cuando se escribía sobre papiro no se respetaba esa minuciosidad en el dibujo y así se fue desarrollando un tipo, de escritura popular más simple, diferente de la otra, como son diferentes, entre nosotros, la escritura a máquina y a mano.
La escritura jeroglífica fue usada en Egipto durante más de 3.000 años. Pero los conquistadores que sucesivamente dominaron esas regiones orientales, trajeron otros sistemas de escritura e hicieron caer en desuso y en el olvido los viejos signos jeroglíficos. Esta situación se mantuvo hasta principios del siglo XIX, en que los jeroglíficos fueron descifrados por el francés Champollion.
Champollion encontró la clave de los jeroglíficos estudiando las inscripciones contenidas en un bloque de piedra hallado en la localidad egipcia de Roseta, que databa de la época en que los griegos dominaron el antiguo Egipto, es decir 2.000 años antes. Contenía una inscripción redactada en tres escrituras: 1, jeroglífica; 2, popular, o sea jeroglífico simplificada; y 3, griega. Las tres inscripciones correspondían, así, a dos lenguas. La egipcia, desconocida, y la griega, conocida. Era común, durante la dominación griega, que los decretos reales se escribieran simultáneamente en lengua egipcia, con signos egipcios simplificados o complejos, y en lengua griega, con signos griegos.
Escritura jeroglífica egipcia
La línea superior es de escritura jeroglífica. La inferior representa su equivalente popular, cuyos signos se escribían con tinta sobre papiro. (De E. Granding.)
La escritura mesopotámica es conocida con el nombre de cuneiforme porque los signos que la componen tienen la forma de una cuña o de un clavo (cuneus). Esto signos en forma de cuña son pues, muy diferentes de los jeroglíficos egipcios, los cuales representan generalmente animales y cosas. Los signos cuneiformes fueron también originalmente dibujos de animales y cosas, pero perdieron paulatinamente esa forma debido a que se escribían sobre pequeñas tabletas de arcilla blanda, que luego se endurecían por cocción. En ellas se grababan los signos con una especie de punzón de caña o de hueso.
Al escribir de ese modo era más fácil combinar líneas rectas que trazar la curva de un contorno. Por ello, se fue simplificando poco a poco el signo primitivo, reduciéndolo a una combinación de caracteres rectos, horizontales, verticales y oblicuos, cuyo aspecto de cuña se explica por la forma de la base del punzón y por la manera de apoyarlo sobre la tableta (con más fuerza al empezar el signo, para hendir la arcilla)
La escritura cuneiforme se generalizó, y fue empleada no sólo por los pueblos de Mesopotamia, sus inventores, sino también por los de Siria, Palestina, Asia Menor y Persia.
La invención de la escritura nació de la necesidad práctica de registrar inventarios. Los primeros rastros de sumerio escrito datan del año 3100 a. de N.E. y son marcas en pequeñas tabletas de arcilla que se sujetaban como etiquetas a los objetos que nombraban. Los sumerios ricos que poseían grandes depósitos de grano y rebaños de ganado usaban tabletas grandes, inscritas con pictografías en columnas.
Pictografías y escritura cuneiforme Las primeras palabras escritas fueron dibujos simplificados que se conocen como pictografías. Estos signos se trazaban sobre arcilla húmeda con una caña de punta afilada. Sin embargo, este estilo puntiagudo no perduró porque dejaba bordes irregulares en la arcilla. En su lugar, se usó el estilo con punta triangular, que se oprimía sobre la arcilla, dejando una serie de impresiones con forma de cuña, de ahí que a la escritura de Mesopotamia se le llame escritura cuneiforme (“en forma de cuña”). Asimismo, además de la arcilla, comenzaron a usarse otros materiales para escribir sobre ellos, como la piedra, vasijas de barro y en paneles revestidos de cera.
Los escribas
Eran los especialistas que se dedicaban al arte de la escritura. Estos requerían de años de estudio en la edubba, escuela Mesopotamia. Cuando los escribas se convertían en profesionales siempre ocupaban cargos elevados en el gobierno porque la escritura desempeñaba una función predominante en la vida de Mesopotamia.
Con el paso del tiempo, los escribas estilizaron los toscos símbolos primitivos que sólo representaban objetos y crearon una escritura compleja capaz de expresar ideas abstractas. De este modo, la escritura permitió conservar pensamientos y experiencias. Así, la escritura alcanzó un alto grado de dificultad y en Mesopotamia llegaron a emplearse más de 700 signos diferentes. El paso final en el desarrollo de la escritura cuneiforme sucedió cuando los escribas comenzaron a usar símbolos fonéticamente para indicar sonidos al igual que ideas. Al dar a cada sonido un símbolo fonético era posible deletrear cualquier palabra en el lenguaje.
La función de la escritura fue amplia. Sirvió para documentos religiosos, técnicos e históricos, tablas astronómicas, inventarios de productos agrícolas, códigos de derecho, textos médicos, crónicas literarias, poesía, etcétera. Se han encontrado miles de tabletas inscritas. A la escritura se le otorgaron también cualidades mágicas y ceremoniales. En los cimientos de templos y palacios se colocaba una tableta dirigida a uno de los dioses mesopotámicos y era común que la gente cargara amuletos con inscripciones para ahuyentar a los malos espíritus.

EPOCA ANTIGUA



La Edad Antigua es la época histórica que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones o civilizaciones antiguas.
El concepto más tradicional de Historia Antigua presta atención al descubrimiento de la escritura, que convencionalmente la historiografía ha considerado el hito que permite marcar el final de la Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía que otorga a las fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio método la Arqueología. Otras orientaciones procuran atender al sistema social o el nivel técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados en distintas técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de antropología lingüística están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las migraciones antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.
Sea cual fuere el criterio empleado, coincide que en tiempo y lugar unos y otros procesos cristalizaron en el inicio de la vida urbana (ciudades muy superiores en tamaño y diferentes en función a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político (palacios, reyes), de las religiones organizadas (templos, sacerdotes), una compleja estratificación social, esfuerzos colectivos de gran envergadura que exigen prestaciones de trabajo obligatorio e impuestos, y el comercio de larga distancia (todo lo que se ha venido en llamar Revolución urbana);[] nivel de desarrollo social que por primera vez se alcanzó en la Sumeria del IV milenio a. C., espacio propicio para la constitución de las primeras ciudades-estado competitivas a partir del sustrato neolítico que llevaba ya cuatro milenios desarrollándose en el Creciente fértil. A partir de ellas, y de sucesivos contactos (tanto pacíficos como invasiones) de pueblos vecinos (culturas sedentario-agrícolas o nómada-ganaderas que se nombran tradicionalmente con términos de validez cuestionada, más propios de familias lingüísticas que de razas humanas: semitas, camitas, indoeuropeos, etc.), se fueron conformando los primeros estados de gran extensión territorial, hasta alcanzar el tamaño de imperios multinacionales.

LOS FENICIOS


El pueblo creador de esta cultura, los fenicios, que se autodenominaba kna'ani o ben kna'an, coincide con el pueblo cananeo de la Biblia, pero el nombre de fenicio se aplica más bien a los descendientes de los cananeos que habitaban en la franja costera desde Dor (actual Israel) hasta Arados, o Arwad (actual Siria), entre 1200 a. C. y la conquista musulmana.
La denominación del nombre "Fenicia" o del gentilicio de sus habitantes "Fenicios", se remonta a la expresión griega "Finiki" que quiere decir "Rojizo". De esta forma los antiguos griegos se referían a los pobladores de la antigua Fenicia, siendo difícil saber si esto se deba al color rojizo de su piel o a los tintes utilizados para teñir telas también de tonos rojos.

Sarcófago de Palermo. Siglo V a.C.
Fenicia es el nombre de una antigua región de oriente próximo, cuna de la civilización fenicia y cananea, que se extendía a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo, en la costa del actual Líbano, desde los alrededores de Ras Naqura hasta la desembocadura del rio Orentes, al norte, entre Siria, Israel y el Mar Mediterráneo.
Poblada desde principios del III milenio por semitas cananeos, la Fenicia histórica se extendía sobre una estrecha franja costera de 40 km, desde el Monte Carmelo hasta Ugarit (unos 300 km). Su suelo montañoso y no apto para la agricultura orientó a sus habitantes hacia las actividades marítimas, más aún teniendo en cuenta que, al quedar dividido en pequeñas ciudades-estado separadas por espolones rocosos, era más apto para el cabotaje que para las relaciones terrestres entre las ciudades que se escalonaban desde Acre y Tiro, por Sidón y Biblos, hasta Arados y Ugarit. Al ser un estrecho paso entre el mar y el desierto de Siria, en contacto al sur, a través de Palestina y del Sinaí con Egipto, y al norte, a través del Éufrates, con Mesopotamia y Asia Menor, estaba destinada a ser una rica encrucijada comercial, codiciada por los grandes imperios vecinos.
El pueblo fenicio contribuyó a crear un importante vínculo entre las civilizaciones mediterráneas y más aún entre las formas artísticas del mundo antiguo, por imitación, fusión y difusión de ellas, aunque no se le considere como original creador de una gran cultura propia.
Los fenicios utilizaban un alfabeto fonético, que los griegos adaptaron a su propia lengua y, con el tiempo, sirvió de modelo para los posteriores alfabetos occidentales. Este alfabeto constaba de 22 signos para las consonantes, y no tenía vocales, pero fue muy importante pues era sencillo y práctico, a diferencia de otros alfabetos coetáneos que sólo dominaban los escribas y altos funcionarios, tras un arduo aprendizaje.

Arte fenicio
Sus producciones son más artesanales que artísticas, y en sus esculturas, cerámicas, joyas y objetos de metal, domina la influencia egipcia desde el siglo X adC (que es la fecha más antigua que se suele asignar al arte fenicio), con elementos asirios, hasta llegar al siglo VII adC. Sin embargo, a partir de entonces prepondera la influencia griega, llegando a veces a confundirse sus producciones con las griegas, como se confunden las anteriores al siglo X adC con las asirias y egipcias.
Actividad comercial
El comercio era la actividad principal de la economía de los fenicios. Esta consistía en el intercambio o trueque de mercancías que ellos mismos producían y el transporte de las elaboradas por otros pueblos. Fueron los grandes mercaderes de la antigüedad. La geografía, que propiciaba la instalación de puertos, y la madera de sus bosques les brindaban los elementos básicos para construir barcos y organizar compañías de navegación. Una de ellas fue contratada por el rey persa Darío en el siglo V a de C. También desarrollaron la talasocracia un arte que les permitía controlar comercialmente el mediterráneo.
Alfabeto
Los fenicios fueron los inventores del alfabeto. El alfabeto fenicio comenzó como una serie de ideogramas, un conjunto de símbolos que representaban animales y objetos. A estos ideogramas se les asignaba un valor fonético de acuerdo al nombre, en idioma fenicio, del animal u objeto representado; este alfabeto sólo contenía consonantes, veintidós en total. Era un sistema simple, lo que permitía la difusión del conocimiento y la cultura.
Posteriormente, el alfabeto fenicio fue adoptado y modificado por los griegos para representar su idioma. Los griegos tomaron algunas letras del alfabeto fenicio y les dieron valor de vocal; debido a las diferencias lingüísticas entre ambos idiomas (griego = indoeuropeo, fenicio = semita) también cambiaron la pronunciación de algunas letras, y agregaron algunos símbolos para representar sonidos inexistentes en fenicio. El alfabeto latino proviene del alfabeto etrusco, que fue a su vez una adaptación del alfabeto griego.
Los hebreos también adoptaron el alfabeto fenicio, aunque dada la similitud de sus lenguas y la mutua influencia por su cercanía geográfica hubo una menor modificación que con los griegos.
El alfabeto fenicio ha sido en una u otra forma la base para los alfabetos latino, griego, cirílico, árabe, y algunos estudiosos consideran que también dio origen a los abugidas del subcontinente asiático.
Religión
Los dioses adorados por los fenicios varían de una ciudad a otra. Así el panteón de Sidón difiere del de Tiro o el de Chipre. Aún así, algunas divinidades están presentes de una forma u otra en la mayoría de las ciudades significativas. Estas divinidades son principalmente Astarté, Baal, Dagón, Resef y Melqart.

BABILONIA


Babilonia (ciudad) (del acadio Bāb-ilim o Babilu, ‘puerta de Dios’), una de las ciudades más importantes de la antigüedad, cuya localización está hoy en día marcada por una amplia zona de ruinas al este del río Éufrates, a 90 km al sur de Bagdad, en Irak. Babilonia fue la capital del Imperio babilónico durante los milenios II y I a.C. En la antigüedad, la ciudad se beneficiaba de su posición en la importante ruta comercial por vía terrestre que conectaba el golfo Pérsico y el Mediterráneo.
Aunque el emplazamiento estuvo ya ocupado durante la prehistoria, Babilonia se menciona por primera vez en documentos de finales del III milenio a.C. Hacia el 2200 a.C. se conoce como emplazamiento de un templo, y durante el siglo XXI a.C. estuvo sometido a la cercana ciudad de Ur. Babilonia se hizo una ciudad-estado independiente hacia el 1894 a.C., cuando el amorreo Sumu-Abum fundó allí una dinastía. Esta dinastía alcanzó su apogeo con Hammurabi. En el 1595 a.C. la ciudad fue capturada por los hititas, y poco después por los casitas (hacia 1590-1155 a.C.). Los casitas transformaron la ciudad-estado de Babilonia en la capital de Babilonia, región al sur de Mesopotamia. La ciudad era el centro administrativo de un gran reino. Después, probablemente en el siglo XII a.C., se convirtió también en centro religioso del reino, cuando su dios principal, Marduk, fue situado a la cabeza del panteón mesopotámico.
En el 1158, la dinastía casita cayó en manos de los elamitas del este, y Babilonia fue regida por distintas y breves dinastías hasta finales del siglo VIII a.C. cuando cayó bajo la influencia de Asiria. Senaquerib, desesperado por controlar las tribus locales, destruyó la ciudad en el 689 a.C.; su sucesor, Asaradón (que reinó entre el 681 y el 669 a.C.), la reconstruyó. En el 625 a.C., los caldeos, dirigidos por Nabopolasar, tomaron la ciudad.

La Puerta de Istar en Babilonia fue, en su origen, parte del templo dedicado a Bel, construido por Nabucodonosor II hacia el 575 a.C. Está revestida con ladrillos vidriados que dan forma a las figuras del toro Adad y del dragón Marduk, los cuales aparecen alternados sobre toda la superficie. Restaurada en su totalidad, se halla en el Staatliche Museen de Berlín (Alemania).
Gian Berto Vanni Art Resource, NY
La topografía de Babilonia se conoce mejor a partir de los niveles de ocupación de la dinastía neo babilonia, excavados por Robert Koldewey y otros arqueólogos alemanes antes de la I Guerra Mundial. En aquellas fechas, el Éufrates dividía la ciudad en dos partes desiguales: el barrio antiguo, con la mayoría de los palacios y templos en la orilla este, y la Ciudad Nueva en la orilla oeste. Cerca del centro de la ciudad, en lugar prominente, se encontraba el Esagil, templo de Marduk; al norte estaba la torre-templo de Etemenanki (el zigurat), edificio de siete plantas, popularmente relacionado con la Torre de Babel. En la esquina noroeste de la ciudad antigua se encontró un entramado de palacios y fortificaciones; los excavadores alemanes identificaron unas ruinas de esta zona con los cimientos de los jardines colgantes, una de las siete maravillas del mundo que Nabucodonosor II construyó para su esposa meda. Cerca estaba la Puerta de Istar, decorada con toros y dragones en ladrillo esmaltado. El principal camino procesional pasaba a través de esta puerta; era la ruta seguida por los líderes religiosos y políticos durante las ceremonias del festival del Año Nuevo. Otras nueve puertas importantes atravesaban las grandes murallas de fortificación interna de la ciudad, a partir de las cuáles surgían los caminos hacia los principales asentamientos de Babilonia.


Ruinas de Babilonia
La ciudad de Babilonia fue uno de los más importantes centros urbanos durante los milenios II y I a.C. Situada al este del río Éufrates, a 90 km al sur de la actual capital iraquí (Bagdad), su mayor esplendor correspondió al reinado del monarca de la dinastía neo babilonia (caldea) Nabucodonosor II, que tuvo lugar desde el 605 hasta el 562 a.C.

El Imperio neo babilonio duró poco tiempo. En el 539 a.C., Ciro II el Grande capturó Babilonia y la incorporó al recién fundado Imperio persa. Con los persas, Babilonia funcionó durante un corto periodo como residencia oficial del príncipe de la corona, hasta que una revuelta local en el 482 llevó a Jerjes I a arrasar los templos y el zigurat, o torre del templo, y a derribar la estatua del dios patrono Marduk.

EGIPTO


Egipto, periodo de la historia de Egipto que abarca desde su protohistoria hasta el siglo VII d.C., y que comprende, por tanto, el conjunto de su edad antigua y parte de su edad media.
La antigua civilización egipcia fue notable no solo por la riqueza, esplendor y sofisticación de su arquitectura funeraria, que refleja y atestigua el poder de sus faraones y la habilidad de sus ingenieros. También lo fue por su desarrollado sistema de gobierno; por la aplicación de sistemas de irrigación; por su escritura pictográfica; por sus estudios en los campos de la astronomía, las matemáticas y la medicina; por la creación de una cultura espiritual muy compleja, patente en sus panteones y en sus conceptos de vida ultra terrena; así como por su destreza y sensibilidad artísticas.

Egipto: la Esfinge y las pirámides La misteriosa Esfinge, con cuerpo de león y cabeza humana, y la perfecta simetría de las pirámides de Gizeh son símbolos mundialmente conocidos del antiguo Egipto. La más antigua de las tres pirámides se construyó alrededor del 2600 a.C. Todas tienen cámaras funerarias. La imponente estatua de la Esfinge se construyó con gigantescos bloques de caliza hace más de 4.000 años. El conocimiento que en la actualidad se tiene del antiguo Egipto se debe, en buena parte, a los grandes monumentos que aquella civilización legó; y a la arqueología, que los descubrió, analizó y estudió. Una significativa faceta de la egiptología (que se define como el estudio de la civilización del antiguo Egipto) es la investigación de la valiosísima información proporcionada por los textos escritos en caracteres jeroglíficos que se han hallado en las paredes y muros de tumbas y templos, en obeliscos y columnas, y en tablillas de arcilla y papiros. La interpretación de esos jeroglíficos, que fue posible Desde el comienzo de su historia, la vida en Egipto (al que Herodoto describió acertadamente como “el don del Nilo”) estuvo profundamente vinculada a ese gran río. Y es que, sin el Nilo, Egipto sería un monótono desierto que poco o nada favorecería la vida humana. Sin embargo, debido al río, y más concretamente a sus crecidas anuales, una estrecha franja, el valle del Nilo, se convirtió en un espacio especialmente fértil y en la cuna de una gran civilización. Esta fructífera lengua de terreno divide el Sahara en dos grandes áreas: el desierto Oriental (el desierto Arábigo), una región montañosa que se extiende hasta el mar Rojo; y el desierto Occidental (desierto Líbico), que se prolonga hasta el corazón del África septentrional. Los antiguos egipcios distinguieron perfectamente el árido Deshret (“tierra roja”) y el fértil Kemet (“tierra negra”, por el color de su suelo aluvial). Sentían el primero, el desierto, como una tierra extraña, a la que solo se aventuraban para la obtención de metales (como el oro), minerales y piedras preciosas. En cambio, consideraban el valle del Nilo su hogar; en él se sentían seguros y protegidos por una serie de de dioses que, indefectiblemente, propiciaban el puntual inicio de la crecida anual del río.

Sociedad y economía
La actividad funcionarial de los escribas resultaba fundamental en la administración del antiguo Egipto.

Los tiempos de estabilidad y prosperidad del antiguo Egipto se debieron, en gran parte, a la existencia de un gobierno central fuerte y al sentido unificado de objetivos creado por la creencia religiosa. Ambos factores fueron proporcionados por el poder de su soberano, el faraón, el cual, como dios viviente, era el sumo sacerdote de cada culto y embajador ante los dioses, la autoridad suprema, la fuente última de justicia, el responsable de la legislación y el auténtico poseedor del poder en el reino. No obstante, también permitió cierta autonomía; el país fue dividido en nomos o distritos, cada uno de los cuales tenía su administración (con su gobernador, el monarca, al frente) y panteón propios.
El faraón estuvo auxiliado en las tareas de gobierno por una cada vez más potente burocracia de consejeros y funcionarios. La existencia de numerosos escribas resultaba fundamental para la administración de la tierra, así como para el registro y gestión de los asuntos legislativos y judiciales, militares y religiosos. Dos cargos clave del funcionariado faraónico fueron el visir y el portador del sello. El visir supervisaba la administración de los nomos y las actividades del conjunto de funcionarios, y suponía una importante instancia judicial. Finalmente, la figura del visir se duplicó, siendo designado uno para el Alto Egipto y otro para el Bajo Egipto. Por su parte, el portador del sello actuaba como tesorero responsable de todos los bienes que entraban en los almacenes y depósitos regios.
La esclavitud no fue habitual en Egipto hasta el periodo del Imperio Nuevo, cuando las grandes conquistas exteriores permitieron tomar como esclavos a los habitantes de los territorios sojuzgados. La mayor parte de la población estaba formada por campesinos, parte de los cuales trabajaba para los grandes propietarios de la tierra o para el propio faraón. Otro importante sector social lo constituían los artesanos, que producían ladrillos, esteras, cestas, instrumentos y utensilios de uso cotidiano. Otros dos elementos importantes de la sociedad fueron los comerciantes y los propietarios de las embarcaciones que efectuaban el transporte por las aguas del Nilo.


Barco de papiros egipcio
Unos trabajadores construyen un barco en Gizeh (Egipto). El barco es parecido a los utilizados en el antiguo Egipto, que estaban hechos de tallos de papiro atados en haces. Se dice que los egipcios utilizaron este tipo de barco para navegar hasta América. Aunque no hay pruebas de que esto fuera cierto, el explorador noruego Thor Heyerdahl realizó el trayecto en un barco de papiro como los antiguos y demostró que es factible.

La economía del antiguo Egipto se basaba en el trueque. Hasta el Imperio Nuevo, el comercio exterior no superó el ámbito de la pequeña escala. Egipto exportaba grano, lino y papiro; e importaba madera de Líbano, cobre de Chipre, incienso del este, piedras preciosas de lugares tan lejanos como el actual Afganistán y animales exóticos, como monos, del sur.

La alimentación en el antiguo Egipto
La fertilidad de las tierras del Nilo garantizó una alimentación variada a los antiguos egipcios. Las escenas de los registros de este fresco muestran cómo cultivaban viñedos y aprovechaban las uvas para la elaboración de vino, así como la aportación que para la dieta suponían el pescado y las aves de corral.
En términos generales, parece que puede afirmarse que la dieta de los antiguos egipcios fue variada, aunque, evidentemente, debieron existir notables diferencias y aquella tuvo necesariamente que depender de la categoría social. La base alimenticia de la población campesina fueron los cereales, utilizados para la elaboración de las que eran comida y bebida por excelencia: el pan (que inicialmente sería cocido en fuegos al aire libre y, ulteriormente, en primitivos hornos) y la cerveza (de la que los egipcios están acreditados como inventores). La dieta de los más afortunados se completaba con verduras y frutas (judías, garbanzos, lentejas e higos eran los productos más habituales) y pescado, que el Nilo proporcionaba en abundancia. La carne (y de esta, la de ganado vacuno comúnmente) debió ser más extraña en la mesa de la población común, quedando posiblemente reservado su consumo a festividades y ocasiones especiales. En cambio, los individuos pertenecientes a sectores sociales superiores sí debieron comer con regularidad la carne de animales como el antílope o la gacela, que formarían parte, como se ha dicho antes, de una ingesta mucho más rica y que incluiría tres comidas al día (por las dos que debían ser habituales en el resto de la población). En la tumba de un noble menor de Tebas se conservó el menú de una comida funeraria que incluía gachas, codorniz asada, riñones, paloma, pescado hervido, ternera, pan, pasteles, compota de frutas y queso.


Las pirámides egipcias
Los egipcios erigieron pirámides entre el año 2700 a.C. y el año 1000 a.C. como tumbas reales. Las pirámides de Gizeh, situadas en la orilla occidental del río Nilo, en las afueras de El Cairo, son el único testimonio de las antiguas siete maravillas del mundo que se conservan hoy día.
La construcción de los grandes monumentos tenía lugar, habitualmente, en la época de la crecida del Nilo, cuando resultaba imposible dedicarse a las tareas agrícolas. Parece que, al contrario de lo que se pensó durante mucho tiempo, estos trabajos no fueron realizados por cuadrillas de esclavos sometidos a un ambiente opresivo. Existen pocas evidencias de trabajos forzados, y la ausencia de soldados en los relieves que describen la edificación de estos monumentos sugiere que esta no se desarrolló en unas condiciones excesivamente ásperas, si bien es cierto que exigía un elevado esfuerzo físico. Además, los trabajadores no solo participaban en estas empresas por disposición expresa de los faraones; la creencia en la vida después de la muerte era común entre los egipcios, por lo que la construcción de grandes tumbas para sus soberanos, dioses vivientes, pudo ser un aliciente de gran importancia en las estructuras mentales de la población.


Gran Templo de Abidos
Erigida a orillas del río Nilo, la ciudad de Abidos ha legado a la posteridad el denominado Gran Templo, que podemos observar aquí, construido a principios del siglo XIII a.C.
Enormes cantidades de piedra debían ser extraídas de las canteras (a veces próximas, pero en ocasiones situadas a centenares de kilómetros de las obras) y arrastradas por grupos de hombres hasta el Nilo, donde los bloques eran cargados en embarcaciones. Para comprender en toda su magnitud la dificultad que conllevaba la ejecución de esta arquitectura monumental es necesario añadir la relativa simplicidad del instrumental. Estos trabajos comunales efectuados durante la crecida tienen que vincularse también con las necesidades de los egipcios para hacer frente a las cargas fiscales; si aproximadamente el 90% de la población estaba unido a la agricultura, ese mismo porcentaje trabajaría en los grandes proyectos arquitectónicos durante la crecida.


La tumba de Tut Anj Amón (Egipto)
Esta imagen ilustra el hallazgo de la tumba del faraón Tut Anj Amón, realizado por el arqueólogo británico Howard Carter y su mecenas, el conde de Carnarvon. Carter había buscado la tumba en el Valle de los Reyes durante unos diez años y el 4 de noviembre de 1922 encontró los primeros vestigios bajo los escombros de la tumba de Ramsés VI; tres días después halló la entrada de la tumba, que se muestra aquí. Cuando fue abierta, se descubrió que, a diferencia de otras tumbas reales, no había sido asaltada por saqueadores. De hecho, la tumba, que consta de cuatro salas, contenía más de 5.000 objetos, entre los que había piezas talladas con gran belleza y bañadas en oro. La más famosa es la máscara mortuoria de oro de Tut Anj Amón; también se encontraron cofres, tronos, camas, lienzos, joyas, vestidos, armas, abanicos, estatuas, alimentos, tinajas de vino, juguetes, juegos y reproducciones de los sirvientes del joven faraón, que debían acompañarle en la otra vida. Estas reliquias pueden contemplarse actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo.
La construcción de los templos, con sus colosales columnas, estatuas y obeliscos de granito, caliza, diorita o, más raramente, alabastro suponía una empresa similar. Los bloques de piedra, de hasta 800 toneladas, eran tallados de forma grosera en las canteras para facilitar su transporte, recibiendo su forma final a pie de obra. Los delineantes y los pintores que decoraban tumbas y templos eran profundos conocedores de su oficio; trabajaban según convenciones artísticas prefijadas y empleaban rejillas que aseguraban las dimensiones correctas de las figuras que representaban para ilustrar las vidas de faraones y sus consortes, historias tradicionales, episodios mitológicos y escenas de la vida cotidiana. Véase también Arte y arquitectura de Egipto.


Educación y ciencia
Rollo de papiro

Antes de que se inventara el papel, algunos pueblos, en particular los egipcios, escribían en rollos de papiro. Cortando la planta en tiras, colocándolas en capas, mojándolas y dejándolas secar se obtenía una superficie apta para escribir. Este papiro con jeroglíficos forma parte del Libro de los muertos egipcio. El detalle de sus ilustraciones demuestra la durabilidad y calidad del papiro.
La formación de los egipcios dependía de la clase social a la que pertenecieran. Los niños de las familias de sectores sociales inferiores aprendían de sus padres el oficio de estos; de ello dan testimonio los relieves funerarios que representan a niños participando en tareas simples del campo. Igualmente adquirirían las destrezas de sus progenitores o de otros varones con los que tuvieran relación en las diferentes profesiones artesanales. Por su parte, las muchachas aprenderían de sus madres las labores que estas realizaban en los hogares, principalmente las relativas a la confección de tejidos y la elaboración de pan y cerveza. La lectoescritura estuvo reservada a los niños pertenecientes a familias ricas, futuros integrantes de la burocracia estatal ligada a la administración pública. Esta enseñanza estaba a cargo de los escribas, una profesión que se heredaría de padres a hijos. Los miembros de esta élite social debieron también añadir a su bagaje cultural conocimientos matemáticos en los campos del álgebra (se cree que los egipcios fueron capaces de solucionar ecuaciones elementales) y la geometría (solo sus profundos avances en esta rama explicarían la construcción de la arquitectura monumental).


Groma egipcio

Se cree que la planimetría tuvo su origen en Egipto, ya que la construcción de edificios tan grandes como las pirámides requiere gran habilidad en la medida de ángulos y en el cálculo de distancias. Los primeros equipos de topografía, como este groma egipcio, eran de uso limitado, pero eran aparentemente suficientes para nivelar y medir ángulos de pequeña abertura. El groma consiste en unas piedras que se suspenden en unas varillas dispuestas en ángulo recto. La distancia de los objetos se marcaba según la disposición de las piedras en el plano horizontal.
Otras ciencias motivo de estudio fueron la astronomía y la medicina, aunque siempre vinculadas al marco de las creencias religiosas. La astronomía era de gran importancia para las prácticas religiosas, así como para la medición del tiempo, y debió alcanzar importantes cotas. Sirvan como ejemplo de esta última afirmación el que los egipcios no mostraran extrañeza ante los eclipses del Sol y la Luna, o la referencia anticipada que un papiro efectuaba acerca de la visión de un cometa (probablemente, el Halley). Aunque, como se ha dicho, profundizaron en sus estudios en matemáticas y astronomía, e incluso practicaron la alquimia, probablemente la medicina fue la rama más importante de la ciencia para los egipcios. Así, se han encontrado numerosos papiros que catalogan las dolencias y sus tratamientos, remedios y curas.


Religión y mitología

Ra
Detalle del interior de un sarcófago de la XI Dinastía, muestra el viaje del legendario dios del sol Ra, que viajaba por el cielo a lo largo del día y descendía al inframundo durante la noche.
Al igual que en otros aspectos de la vida del antiguo Egipto, el Nilo y el Sol (Ra) fueron ejes centrales de la religión. Se consideraba que el Sol había creado el río mismo y ambos estaban vinculados a los mitos de la creación. El Nilo era sagrado: no tenía fuente visible de origen y, pese a que en Egipto la lluvia era muy escasa, el río inundaba cada año el valle y permitía la vida. Los conceptos de la creación fueron diversos y cada ciudad rendía culto y adoraba a diferentes divinidades.

Embalsamamiento de Osiris

El antiguo dios egipcio Set urdió varios planes para asesinar a su hermano Osiris. Cuando lo logró, troceó su cuerpo y esparció los pedazos. La esposa de Osiris, Isis, los reunió con la ayuda de Anubis, el cual, además, embalsamó y momificó el cuerpo, como muestra esta ilustración del Libro de los muertos.
Todas las ciudades egipcias se hallaban bajo la protección de tres dioses. La tríada de Tebas estaba constituida por Amón, su esposa Mut y su hijo Khonsu. Amón, la divinidad principal de la tríada, fue un dios relativamente menor hasta que Tebas se convirtió en la capital de Egipto durante el Imperio Nuevo. En ese periodo, Amón fue identificado con Ra y esa asociación, Amón-Ra, se convirtió en la deidad imperial de Tebas y en el dios personal del faraón. Ptah, dios de la creación, fue la principal deidad de Menfis; y Osiris, señor del reino de los muertos, estuvo especialmente relacionado con la ciudad de Abidos.

Horus
Horus, adorado en el antiguo Egipto, era el dios del cielo, la luz y la bondad. Se representaba como un halcón, a veces con cuerpo de hombre y solía asociarse con los faraones.
Aparte de Ra (creador del Universo), Mut (diosa del cielo y, en ocasiones, madre divina del faraón reinante), Amón, Ptah, Osiris y su esposa Isis, los principales dioses egipcios fueron Horus (dios del cielo), Set (encarnación del mal y del caos), Hator (diosa del cielo y reina del firmamento) y Anubis (dios de la muerte). Los templos que les fueron dedicados eran considerados sus moradas y, en virtud de ello, solo sus sacerdotes y el faraón podían acceder a ellos.

El Libro de los muertos
El Libro de los muertos (c. 1310 a.C.) era un texto egipcio con oraciones, sortilegios e himnos que utilizaban los muertos para guiar y proteger el alma en el peligroso viaje hacia la otra vida. Esta sección de dicho libro muestra el juicio final de un difunto, el escriba real Hu-Nefer, ante Osiris, dios de los muertos. Jeroglíficos e ilustraciones reflejan el ritual en que se pesaba el corazón del difunto antes de lograr la vida eterna.

Momia egipcia
Se cree que los antiguos egipcios fueron los primeros que practicaron el embalsamamiento, mediante el cual, un cuerpo muerto se preserva de forma artificial para retardar el proceso de descomposición. Los egipcios creían que era necesario preservar el cuerpo para permitir la supervivencia del alma. Los métodos antiguos de embalsamamiento incluían inmersiones del cadáver en carbonato de sodio e inyecciones de sustancias naturales, tales como hierbas balsámicas, en sus cavidades. Después envolvían al cadáver con vendas creando una momia. Hoy, los embalsamadores utilizan sustancias químicas preparadas para preservar un cuerpo hasta el funeral y para prevenir la propagación de infecciones.

GRECIA

Antigua Grecia
La antigua Grecia, poblada por distintos grupos étnicos, estaba formada por diversas ciudades-estado independientes. Los estados vecinos firmaban ocasionales alianzas, como la formada para crear una fuerza defensiva común bajo el liderazgo de Esparta, durante la invasión persa de Grecia en el año 480 a.C. Las ciudades-estado también lucharon entre sí, como fue el caso de la guerra del Peloponeso desde el 431 a.C. hasta el 404 a.C. entre Esparta y Atenas. Este mapa muestra las principales divisiones étnicas de la antigua Grecia y destaca las principales ciudades en cada región.
Primeros tiempos
Las huellas más antiguas de ocupación humana en Grecia se remontan al paleolítico. Puede decirse que, en torno al 4000 a.C., aparecieron los indicadores neolíticos: las comunidades adquirieron hábitos sedentarios, desarrollaron la agricultura, aumentaron en número y ocuparon un espacio más extenso; diferentes vestigios (particularmente, la obsidiana de la isla de Milo) atestiguan la existencia de relaciones marítimas con el archipiélago de las Cícladas.
Pitágoras
Considerado el primer matemático, Pitágoras fundó un movimiento en el sur de la actual Italia, en el siglo VI a.C., que enfatizó el estudio de las matemáticas con el fin de intentar comprender todas las relaciones del mundo natural. Sus seguidores, llamados pitagóricos, fueron los primeros en formular la teoría que decía que la Tierra es una esfera que gira en torno al Sol.
Si bien es cierto que su extracción era aristócrata, los tiranos gobernaron sin tener en cuenta a los individuos de su mismo origen (incluso a veces, contra ellos). Algunos se revelaron como hábiles dirigentes y fortalecieron su ciudad; un ejemplo de esto último fue Polícrates, tirano de Samos en el periodo 535-522 a.C. Pero, en cualquier caso, los regímenes tiránicos no pudieron resistir a la voluntad de los individuos de obtener auténticas responsabilidades políticas y convertirse, realmente, en ciudadanos.
La sede de los antiguos Juegos Olímpicos era un santuario que constaba de templos y edificaciones en honor a los dioses de la antigua Grecia. Los Juegos comenzaban con una ceremonia y un sacrificio a los dioses.
El periodo de las tiranías (c. 650-500 a.C.) se caracterizó por ser una época de notable vitalidad cultural y económica. Los intercambios comerciales, en particular por vía marítima, se multiplicaron, y el uso de moneda se tornó esencial. El desarrollo de actividades culturales comunes en el conjunto de todas las ciudades griegas fue, junto a la lengua y la religión, uno de los principales factores de cohesión en una antigua Grecia caracterizada, en lo político, por la desmembración. En este sentido, cabe mencionar la importancia de los juegos impulsados en diversas ciudades: los panhelénicos u olímpicos (organizados en Olimpia desde el 776 a.C.), los píticos (promovidos en Delfos), los nemeos (en Nemea) y los ístmicos (en el istmo de Corinto). Estos eventos contribuyeron de forma decisiva a que los antiguos griegos adquirieran conciencia de su adscripción a una misma civilización.

Emergencia de Atenas
Convertida, junto con Esparta, en una de las principales ciudades-estado griegas entre los siglos VIII y VI a.C., Atenas vivió una original y peculiar evolución política e institucional. La monarquía hereditaria fue abolida en el 683 a.C. por y en favor de los eupátridas, clase aristocrática originada de la poderosa oligarquía terrateniente que conservaría el poder hasta mediado el siglo VI a.C. Los eupátridas eran la única fuente de derecho y podían llegar a ser arcontes, magistrados responsables de la dirección de los asuntos bélicos, religiosos y legislativos, elegidos anualmente por el Areópago, el consejo de notables cuyos miembros, además de esta capacidad electiva de los arcontes, representaban la máxima instancia judicial.
El descontento con este sistema era generalizado, y el intento de tiranía de Cilón (632 a.C.) pretendió, sin éxito, acabar con él. En el 621 a.C., el arconte Dracón, en ese contexto de profunda y continuada agitación social, codificó la legislación ateniense; las severas leyes draconianas limitaron la capacidad judicial de los areopagitas, pero no pudieron resolver otro de los grandes motivos de malestar de la sociedad ateniense: la crisis económica.
El segundo golpe para los intereses de los eupátridas fue protagonizado por el legislador Solón, elegido arconte en el 594 a.C., después de que una grave crisis agraria condujera a la esclavitud a muchos campesinos libres que no pudieron hacer frente a sus deudas. Solón prohibió los préstamos realizados bajo el aval de la libertad del deudor; canceló todas las hipotecas y deudas; e impulsó el comercio y los oficios liberales. La reforma legislativa y constitucional que le es atribuida reemplazaba el privilegio de nacimiento por el mérito de la fortuna para acceder a las magistraturas y cargos públicos. La sociedad quedó dividida en cuatro clases, atendiendo al criterio de riqueza, cada una de las cuales tenía que asumir ciertas obligaciones (lo que suponía la asunción del concepto de responsabilidad del ciudadano). La última de esas clases creada por sus leyes era la de los thetes (aquellos que no tenían propiedades), quienes no podían acceder a las magistraturas y cargos políticos pero sí participar en la Asamblea popular (Ekklesia). Otras instituciones de nuevo cuño fueron el Consejo de los Cuatrocientos (que realmente supuso una nueva Bulé), con iniciativa legislativa; y el tribunal popular de los heliastas (así llamados por reunirse en la plaza Heliea al salir el Sol). Las reformas de Solón introdujeron los fermentos de la democracia en la vida ateniense.
En el 560 a.C., Pisístrato, apoyado por el pueblo, se hizo con el poder en Atenas y se convirtió en tirano. Su gobierno (hasta el 527 a.C.), en el que le sucederían luego sus hijos, Hipias e Hiparco, supuso un periodo de gran prosperidad para la ciudad. Sin embargo, el régimen de los Pisistrátidas, que terminó por ser considerado despótico, finalizó de modo violento; Hiparco fue asesinado en el 514 a.C., e Hipias tuvo que exiliarse tras ser apartado del poder por una insurrección popular en el 510 a.C. El poder ateniense regresó entonces a manos de la oligarquía.
Sin embargo, a partir del 510 a.C., el legislador Clístenes, miembro de una familia aristocrática (los Alcmeónidas), adoptó una serie de medidas que reconstruyeron profundamente el sistema político ateniense. Pese a la hostilidad de la aristocracia, pero con el apoyo de la facción democrática, Clístenes amplió el número de las tribus de Atenas (las cuatro existentes se fundamentaban en las relaciones familiares y constituían el pilar de la aristocracia). Las 10 nuevas tribus no estaban basadas en el criterio gentilicio, sino que reflejaban la división geográfica de la sociedad y representaban a otras tantas regiones del Ática; esta transformación introdujo un mayor grado de igualdad entre los ciudadanos ya que, a partir de entonces, la participación en la vida pública y el acceso a la misma pasaron a depender del lugar de residencia y no de la fortuna (cada tribu enviaría 50 representantes a la Bulé, que se convirtió así en Consejo de los Quinientos). Además, dispuso salvaguardias para eludir nuevos gobiernos tiránicos; en particular, la figura del ostracismo, medida jurídica que, previa aprobación por mayoría simple, permitiría el destierro por diez años de aquel ciudadano que fuera considerado peligroso para el bienestar público. En virtud de todo ello, se considera que Clístenes sentó las bases institucionales y los principios de la democracia, siendo en ocasiones calificado de ‘padre’ de la misma. Esta evolución política estuvo acompañada de la bonanza económica y la apertura cultural.

Periodo clásico
Desde la mitad del siglo VI a.C., la emergencia de Persia con la dinastía Aqueménida constituyó una seria amenaza para la estabilidad, expansión y prosperidad del mundo helénico. A partir del 546 a.C., año en que Ciro II el Grande derrotó a Creso, rey de Lidia, los persas atacaron las ciudades jonias y sometieron toda la Grecia asiática y las islas costeras, a excepción de la isla de Samos.
La estatua de Zeus que Fidias hizo para Olimpia hacia el 435 a.C., fue quizás la escultura más famosa de la antigüedad griega. La toga del dios y sus ornamentos fueron realizados en oro y la escultura se esculpió en marfil. Hoy día la estatua se conoce únicamente por los escritos que dejaron los contemporáneos de Fidias. Este grabado muestra una reconstrucción imaginaria de la estatua que medía 12 m de altura.

Guerras Médicas
Entre los años 490 y 478 a.C., Grecia y Persia se enfrentaron en dos guerras en el curso de las cuales se libraron dos batallas que se han convertido en legendarias gracias a la obra legada por el historiador griego Herodoto. El origen de la primera de ellas, que concluyó con la victoria ateniense en la llanura de Maratón, fue la política expansionista del rey persa Darío I el Grande en Asia Menor, que había provocado la intervención de las ciudades griegas en ayuda de las colonias jónicas, sublevadas desde hacia varios años contra el dominio persa. El otro enfrentamiento, que tuvo un carácter épico, se produjo diez años después en el denominado paso de las Termopilas; en él, las fuerzas coaligadas de las ciudades griegas fueron derrotadas por las tropas del rey persa Jerjes I, quien se encontró, de este modo, el camino expedito hacia Atenas, ciudad que arrasó mediante el fuego. La larga contienda concluyó en el 449 a.C. con la firma de la denominada paz de Calias, que alejó definitivamente la amenaza persa y otorgó a Atenas el pleno dominio sobre el Egeo.
En las llamadas Guerras Médicas, desarrolladas en el siglo V a.C., las ciudades griegas lucharon unidas contra el enemigo común que constituía el Imperio persa. En el 499 a.C., los jonios, liderados por el tirano de Mileto, Aristágoras, y ayudados por Atenas y la ciudad eubea de Eretria, se sublevaron contra Persia. Aunque la rebelión de Jonia triunfó en un primer momento, finalmente fue derrotada en el 494 a.C. por Darío I el Grande, quien saqueó Mileto y restableció su control absoluto sobre la región. En el 490 a.C., el rey persa envió una gran expedición para castigar a los atenienses por su participación en el levantamiento, pero sus ejércitos fueron vencidos el 13 de septiembre de ese año en la batalla de Maratón por las fuerzas griegas, que comandó el general ateniense Milcíades el Joven.
Atenas, siguiendo la estrategia de su dirigente Temístocles, decidió emplear la riqueza de la ciudad en construir una poderosa flota de trirremes y en desarrollar el puerto de El Pireo. Pero la amenaza persistía y los ataques persas fueron reanudados por el hijo de Darío I, Jerjes I, el cual, en el 480 a.C., marchó con sus ejércitos sobre Tracia, Tesalia y Lócrida. Los persas se vieron detenidos momentáneamente en el paso de las Termópilas, defendido por el soberano espartano Leónidas I; el sacrificio de este (murió junto a sus 300 hombres) otorgó un valioso tiempo a los griegos, que pudieron reorganizar sus fuerzas. Aunque Jerjes I reanudó la marcha, continuando hacia el Ática y quemando Atenas, que había sido abandonada, su flota sufrió una grave derrota en la batalla de Salamina (29 de septiembre del 480 a.C.) ante los barcos de guerra griegos comandados por Temístocles y por el espartano Euribíades. Jerjes I se retiró a Asia Menor y dejó a Mardonio al mando de las tropas persas que permanecieron en Grecia. Este fue vencido y muerto en la batalla de Platea (479 a.C.) por las fuerzas griegas, al frente de las cuales estuvo el general espartano Pausanias y el ateniense Arístides el Justo.
La guerra del Peloponeso y el dominio de Esparta

La guerra del Peloponeso
Las ciudades-estado griegas, tras unirse para rechazar dos campañas dirigidas por los persas, quedaron bajo el dominio de la Liga de Delos, liderada por Atenas, y la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta y Corinto. Después de luchar durante diez años, ninguno de los dos grupos se alzó con la victoria. Finalmente, Atenas sucumbió ante Esparta en el 404 a.C., concluyendo así la guerra del Peloponeso.
Sin embargo, la política hegemónica de Atenas devino finalmente en su propio perjuicio. Como ya se ha referido, la Liga de Delos, fundacionalmente una confederación de aliados, terminó por forjar un imperio ateniense no igualitario en el que las ciudades que decidían separarse o rebelarse contra él eran duramente castigadas; así les sucedió a Naxos (470 a.C.), Thásos (465 a.C.), Beocia (447 a.C.), Megara (446 a.C.), Eubea (445 a.C.) y Samos (439 a.C.). Esparta, celosa de la prosperidad de Atenas y deseosa de recobrar su prestigio, supo sacar provecho de la situación. Dado que, a su vez, lideraba una confederación formada por ciudades del Peloponeso en el 550 a.C., Esparta disponía de los medios para enfrentarse a Atenas. Sin embargo, la guerra se retrasó como consecuencia de la firma de una tregua de treinta años firmada en el 446 a.C. Las hostilidades se desataron en el 431 a.C., y el pretexto fue el apoyo prestado por Atenas a Corcyra (hoy Corfú) durante la disputa que esta mantenía con Corinto, aliada de Esparta.
La que fue conocida como guerra del Peloponeso enfrentó a ambas confederaciones hasta el 404 a.C. y finalizó con la capitulación de Atenas y la rendición de su flota, lo que otorgó la supremacía a Esparta.
Finalizada la guerra, Esparta favoreció al partido aristocrático ateniense, lo que se tradujo en la instauración del denominado gobierno de los Treinta Tiranos, en Atenas, y de otros similares en diversas ciudades griegas. El dominio espartano sobre el mundo helénico se reveló pronto más severo y opresivo que lo fuera el ateniense. En el 403 a.C., Atenas, liderada por Trasíbulo, expulsó de la ciudad a la guarnición espartana que sostenía a la oligarquía, y la democracia y la independencia fueron restauradas. Esparta se vio igualmente desafiada por otras ciudades griegas que se rebelaron regularmente contra su hegemonía.
Filipo II de Macedonia, el político y general más brillante de su época, sentó las bases de una fuerza militar que conquistó y helenizó un gran número de regiones del Mediterráneo, el sur de Europa y Oriente Próximo. Su reorganización del ejército y el empleo de la formación en falange le permitieron dominar toda Grecia.
Situada en el norte de Tesalia, la próspera monarquía centralizada de Macedonia estuvo regida desde el 359 a.C. por Filipo II. Aprovechando los conflictos existentes entre las distintas ciudades y valiéndose de un poderoso aparato militar que se fundamentaba en el sistema de falanges tebanas, Macedonia fue poco a poco afianzando su hegemonía. Tras apoderarse de la Grecia central y de Tracia, Filipo II se propuso extender su dominio a la totalidad de la península. La principal oposición a sus fines provino de Atenas y estuvo dirigida por Demóstenes. Pese a que, en el 341 a.C., Atenas, Eubea, Tebas, Corinto y Megara se coligaron, sus fuerzas fueron severamente derrotadas en la batalla de Queronea (338 a.C.) por Macedonia, que vio así reconocida su supremacía. A partir del 337 a.C., la Liga de Corinto aglutinó a las principales ciudades griegas para preparar y afrontar las campañas militares que el monarca macedonio se disponía a efectuar en Asia. Al ser asesinado Filipo II, en el 336 a.C., Alejandro III el Magno heredó el trono de su padre.
Alejandro III el Magno sucedió como rey de Macedonia a su padre Filipo II. Dirigió a sus tropas en las campañas contra Grecia, Egipto y el Imperio persa. Cuando falleció en el 323 a.C., a la edad de 33 años, dominaba la mayor parte del mundo clásico.
A partir del 334 a.C., Alejandro Magno continuó la política de expansión de su padre y se lanzó a la conquista de Persia. Solo diez años después, su inmenso imperio se extendía desde el Adriático hasta el Indo. Símbolos de la nueva época fueron centros de la cultura tales como Alejandría y Pérgamo. En el contexto religioso, la interacción entre la religión griega y los cultos orientales originó un significado proceso de sincretismo espiritual. Al morir Alejandro Magno, en el 323 a.C., su imperio territorial fue sometido a un proceso de división entre sus generales, los llamados diádocos (‘sucesores’), que dieron lugar al nacimiento de dinastías reinantes en sus respectivos espacios de influencia. Tres fueron las más importantes: la Tolemaica en Egipto, la de los Seléucidas en Oriente Próximo y la Antigónida en Macedonia. Las ciudades griegas intentaron aprovechar las divisiones entre los reyes macedonios para recobrar su independencia.


Plutarco

El escritor y filósofo griego Plutarco escribió Vidas paralelas (siglo I), una serie de biografías de personajes de la historia griega y romana. El dramaturgo inglés William Shakespeare se sirvió de las obras de Plutarco como referencia para varias de sus piezas teatrales históricas.
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En el 215 a.C., la República de Roma comenzó a penetrar en los Balcanes y a inmiscuirse en los asuntos griegos. Filipo V, rey de Macedonia (221-179 a.C.), se alió con Cartago, pero los romanos, apoyados por la Liga Etolia, vencieron a las tropas macedonias en el 205 a.C. y se establecieron sólidamente en Grecia. Roma, con el sostén que le proporcionaban ambas ligas griegas, derrotó de nuevo a Filipo V en la batalla de Cinocéfalos (197 a.C.). El hijo y sucesor de Filipo V, Perseo, prolongó la lucha de su progenitor para salvaguardar la independencia de su reino frente a las tropas romanas, que lograron una decisiva victoria en la batalla de Pidna (168 a.C.). Macedonia, sojuzgada, debió concluir la paz y, en el 148 a.C., se convirtió en provincia romana.
El último intento de resistencia griega (149-146 a.C.) estuvo protagonizado por la Liga Aquea, pero la revuelta concluyó con la conquista y destrucción de Corinto por los romanos, con la disolución de las ligas y con la integración del conjunto de Grecia en la referida provincia de Macedonia. Roma había reconocido la autonomía de las ciudades griegas con ocasión de los juegos ístmicos del 196 a.C. (al año siguiente, por tanto, de que la batalla de Cinoscéfalos pusiera fin a la segunda Guerra Macedónica). Pese a ello, el protectorado romano establecido sobre Grecia cercenaba notablemente la teórica soberanía de sus diversas entidades políticas, al prohibir toda forma de alianza en el marco de confederaciones o ligas. La dominación romana se tradujo para Grecia en la ocupación militar y en el pago de tributos.
La expansión romana prosiguió. En el 133 a.C., el reino de Pérgamo fue anexionado para convertirse, poco después, en la provincia de Asia. Más tarde, Cneo Pompeyo Magno conquistó el reino de la dinástía Seléucida, que pasó a ser la provincia de Siria (64 a.C.). Por último, en el 30 a.C., el Egipto de la dinastía Tolemaica se sumó igualmente a los ya vastos territorios bajo control romano.
El conjunto del mundo helenístico había sido sometido por Roma. En el 88 a.C., Mitrídates VI Eupátor, rey del Ponto, acometió una campaña para liberar Asia Menor y Grecia del dominio romano. Fue apoyado por numerosas ciudades griegas que esperaban reconquistar su independencia. Pero esta rebelión fue sofocada, dos años después, por las legiones de Lucio Cornelio Sila. Al final del conflicto, Grecia central quedó completamente arruinada.
A pesar de estas tentativas de rebelión, de los repetidos ataques de piratas (78-66 a.C.) y de las guerras civiles romanas (en suelo griego se libró, por ejemplo, la batalla de Farsalia, en el 48 a.C.), los siglos II y I a.C. supusieron cierta expansión económica, gracias primordialmente al desarrollo del comercio marítimo, como fue el caso de Rodas. Para las ciudades griegas, la ocupación romana tuvo como consecuencia el fin de la democracia y la llegada al poder de las oligarquías (así ocurrió en Atenas, por ejemplo, a partir de 102-101 a.C.).
Reorganizada por el emperador Augusto en el 22 a.C., gran parte de Grecia pasó a integrarse en la provincia de Aquea, administrada por el procónsul de Corinto; Macedonia quedó unida a Tesalia, mientras que el Epiro fue confiado a un procurador. Los efectos de la paz romana dejaron de sentirse notablemente en Grecia, auténtico modelo intelectual y artístico para el Imperio romano. Emperadores como Adriano (117-138) o Marco Aurelio (161-180) estuvieron particularmente influidos por la cultura griega y vinculados al intento de promover su renacimiento y de devolver a Atenas su esplendor clásico. Esfuerzos que resultaron insuficientes, pues la vieja ciudad sufrió, desde finales del siglo II, la creciente competencia de las ciudades de Asia Menor. La invasión de Grecia por los godos en los años 267-268 (Atenas fue conquistada; Argos, Corinto y Esparta, prácticamente destruidas); el avance del cristianismo; el ocaso del helenismo; la suspensión de los juegos olímpicos en el 394, por su simbología pagana... Todos ellos resultaron hitos significativos, factores explicativos del ocaso de una época. El mundo antiguo llegaba a su fin en Grecia. Tras la división del Imperio romano en el 395, Grecia quedó encuadrada en su nueva entidad oriental: el Imperio bizantino.
Para otros aspectos relacionados con la antigua Grecia, véanse los artículos Arte y arquitectura de Grecia, Filosofía griega, Lengua griega, Literatura griega y Mitología griega.